La introducción de nuestro himno

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Mientras nos encontrábamos en la población de Rio Negro despidiendo del pasado año. En una charla amena, uno de los presentes nos hizo una pregunta. Lógicamente todos tarareamos la introducción que a todos colombianos nos enseñaron en las aulas, nadie fue capaz de responder esa pregunta que todos debemos tener presente.

Quien nos interrogó nos la entonó de igual manera que la introducción que todos conocemos de nuestro himno, mientras entonaba, todos cantamos el coro de nuestro himno.

¡Oh, gloria inmarcesible!
¡Oh, júbilo inmortal!
¡En surcos de dolores
El bien germina ya!

Nos sorprendió cuando nos anunció que nos encontrábamos equivocados, porque nos hablaba de la introducción y no del coro del himno - luego nos agregó - durante el conflicto fronterizo con el Perú (1932-1934), los soldados que defendieron la soberanía nacional entonaban un estribillo en la introducción de las trompetas al entrar al frente de batalla, acorde con el momento bélico que la nación vivía. Aquella estrofa transitoria sostenía lo siguiente:

Hoy que la madre patria se halla herida
Hoy que debemos todos combatir, combatir
Demos por ella nuestra vida,
Que morir por la patria no es morir, es vivir.

Después de cantarla la introducción por varias veces, nos despertó un amor patriótico y nos inyectó un ejemplo de valor y osadía, y nos empotró un profundo valor nacional que deseábamos estar presente para esa fecha y si nos tocaba desaparecer para que Colombia viviera, sería un premio bastante a nuestro sacrificio sucumbir con ella.

Al desaparecer de las aulas nacionales las clases de civismo, ha contribuido que se pierda el amor patrio, ya no nos enseñan los derechos de los ciudadanos, el valor del voto, ni siquiera nos explican el poder del sufragio, ni la importancia de elegir sus mandatarios. Debemos implantar el amor patrio porque es una necesidad en toda agrupación humana, no debemos vacilar en implantarla, ella nos infunde progreso y nos conlleva a enamorarnos más de la nación y nos alimenta el deseo de aplicar la filantropía que tanto nos hace falta.