La fuerza pública en deuda con los colombianos

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Una de las misiones primordiales de las Fuerzas Armadas de una democracia se centra en la defensa externa, la seguridad interna y mantener la seguridad para que funcionen las instituciones de la Nación.


Nuestra Constitución en el artículo 216 separa muy claramente esta misión, pero nos habla de fuerza pública para dirigirse a Fuerzas Armadas y de Policía.

El artículo 217 nos dice que la Nación tendrá para su defensa unas fuerzas militares permanentes constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea que tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional.

El artículo 218 dice que la Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.
Las Farc fueron tan contundente que hizo que se revolvieran todas estas misiones y finalidades. Además, puso en jaque tantos años al Estado que toda la fuerza pública por años sólo tuvo ojos y acciones contra ella. Entonces vimos a ejército y policía actuando juntos o por separado en contra de las farc.

Pero, todo el tiempo nos estuvo cañando como los excelentes jugadores de póker: el Estado manejaba la cifra que eran más de 20.000 combatientes pero a la final solo se desmovilizaron 7.000 que dejaron 8.994 armas viejas.

El Estado hacía el presupuesto cada año de cuánta plata iba a dedicar a combatir más de 20.700 hombres de la Farc y por esto se llevaba casi el 50% de presupuesto dejando a la educación, salud e investigación relegadas. Pero sólo eran 8.000 peludos. Quiero con esto decir que nunca hubo la voluntad militar de combatir a fondo a este grupo guerrillero y por eso en el escritorio perdieron la oportunidad de haber salido gloriosos.

Siempre he pensado que nuestra historia de sometimiento y guerra infernal con la Farc tuvo mucho que ver con el amangualamiento de las Fuerzas Armadas con la guerra. Se olvidaron de su misión constitucional. Su presupuesto siempre era más jugoso si estábamos en guerra. Por este motivo nunca fueron capaz de derrotar a estos bandidos. Siempre les faltaron los 5 centavos para el peso.

Una Farc con cilindros y fusiles soviéticos viejos contra una fuerza pública con nuestros mejores jóvenes, modernas lanchas, aviones, fusiles, helicópteros, tanques y con un 50% del presupuesto. ¿Cómo pensar que dieron e hicieron lo mejor? El ejército por estos 60 años de sometimiento que hemos sufrido, por el contrario siempre estará en deuda con los colombianos. A esto hay que sumarle lo del palacio de justicia y el golpe de estado exprés a Belisario.

Siempre me he preguntado por qué las Fuerzas Armadas fueron tan dóciles con el proceso que se llevó a cabo en La Habana. ¿Será que les sirvió para el borrón y cuenta nueva?

A las fuerzas militares lo que hay que hacerles es un juicio político por los falsos positivos como en las grandes democracias: por los civiles y no por la gloriosa justicia penal militar.

Para concluir, por todo lo anterior, por la fuerza pública no seremos jamás capaces de librarnos del ELN, vienen los cascos azules o dialogamos para no pasarnos otros 60 años de absurda guerra.

En síntesis, la deuda la deben saldar en la comisión de la verdad, para que las heridas no sanen en falso deben contarnos toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Nos tuvieron como trincheras de su jugoso negocio?