Alumbrado navideño, ¿gusto o estrategia?

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


Es una cualidad de los samarios, costeños y colombianos en general, conversar entre conocidos y desconocidos sobre nuestras percepciones frente a las coyunturas, desde lo más trivial hasta los más complejo, y por estos días dada la temporada, cuando vamos en el bus o nos encontramos en cualquier espacio público o privado es inevitable comentar sobre la decoración navideña en la ciudad.

Por: Veruzka Aarón Torregrosa

De hecho algunos medios de comunicación se han tomado el trabajo de registrar lo que la ciudadanía en general opina al respecto de la decoración que este año ha sido dispuesta por parte de la Alcaldía Distrital; y los resultados muestran la inconformidad general en ese sentido.

A nivel nacional se ha observado como algunas ciudades compiten por llevarse el reconocimiento de la mejor decoración, la más creativa o algo tan simple como el árbol más grande. Los mismos gobernantes fomentan esos amigables debates, orgullosos y satisfechos por la percepción de sus ciudadanos y aprovechan el cubrimiento que algunos medios de comunicación hacen sobre el tema y sus ciudades.

El caso de Santa Marta sin embargo es contrario, pues lo que se percibe en general es la inconformidad frente a la que consideran una “insignificante” decoración pública, sin temática y desprolija. Por otro lado es lamentable, que esta falta de esmero desde las entidades públicas de la ciudad, se haya trasladado al sector privado, en donde se nota una incipiente inversión y creatividad para vincularse con la temporada navideña a través de la decoración exterior de sus establecimientos. Esto último resulta desafortunado, ya que Santa Marta es una ciudad en donde muchas empresas han obtenido un significativo crecimiento y prosperidad.

La ciudadanía a pesar de la tendiente indiferencia frente a la ambientación de la época por parte de la Alcaldía y gran parte del sector privado,  ha realizado esfuerzos propios por organizarse alrededor de la decoración de sus barrios y sectores, dando con esto un ejemplo no solo de integración sino de compromiso por el rescate de sus tradiciones.

Ahora bien, que puede implicar para una ciudad como Santa Marta que haya o no ambientación decorativa para las fiestas navideñas? Pues implica mucho, porqué tratándose de una ciudad turística, este tipo de iniciativas son parte de las estrategias de las que se hace uso para volver más atractivo el destino. No es exagerado decir que todo el mundo se encuentra en modo navideño, por tanto las familias y turistas en general no solo se dejan atraer por ese tipo ambientes sino que los buscan especialmente.

Ciudades como Medellín, Cali, Bogotá, Barranquilla a nivel nacional y  ni que decir a nivel internacional en ciudades como Nueva York, Madrid, Berlín entre otras, invierten con el apoyo del sector privado importantes sumas de dinero público y esfuerzos creativos para el diseño e instalación de la decoración en sus principales escenarios públicos, ya que han comprendido precisamente que esto es parte de una inversión en promoción para participar en una competencia por quedarse con una mayor participación del mercado turístico mundial, en medio de la que puede considerarse la temporada de mayor flujo de  personas e ingresos, tal y como lo registró Cotelco para el caso colombiano luego de la temporada de fin de año de 2017: “El reporte entregado por Cotelco mostró que la ocupación hotelera nacional, entre el 25 de diciembre de 2017 y el 8 de enero de 2018, se ubicó en 47,90%, superior en 2,75 puntos porcentuales con respecto a la temporada del año anterior” (https://www.dinero.com/empresas/confidencias-on-line/articulo/ocupacion-hotelera-de-colombia-en-temporada-navidena-2017/255074).

Lo anterior solo puede concluir que, la decoración navideña especialmente para una ciudad turística como Santa Marta debe ser vista como una inversión estratégica en el marco de las campañas de posicionamiento del destino y no como una simple cuestión de gusto del gobierno de turno.