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Orientación lingüística

Columnas de Opinión
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Hola, amigos, hoy escribo con tristeza, con dolor de patria, viendo cómo la delincuencia se ha tomado a nuestra querida ciudad, ante la mirada impasible de un Comandante de Policía, o mejor de un Alcalde que nada hacen por mejorarla porque ellos no lo sufren. Tienen tantos guardaespaldas que están muy seguros sus bienes, sus riquezas y sus familias.

Pero nosotros, los hijos de Pedro Pueblo, seguimos en la mira de los asaltantes y atracadores (que sí tienen derecho a portar armas) que actúan libremente en todos los sectores de la ciudad sin que nadie los asuste siquiera. Solo nos queda preguntar: ¿Y ahora quién podrá defendernos?

Creo que el señor Alcalde debería decretar que todos los samarios nos armemos para defendernos, ya que él no es capaz de velar por el derecho a la vida honra y bienes de los ciudadanos. Y que conste, soy defensor de la paz (a pesar de mi apellido), contrario a la violencia, pacifista por vocación.

Pero como aquí en Santa Marta la Policía sirve para nada, no veo otra solución a corto plazo. O que la administración distrital solicite el cambio del inoperante Comandante de la Policía a ver si nos envían uno que sí funcione. Miren cómo el Alcalde de Cali logró que el mismísimo Director General se fuera para allá.

Pero yendo a lo mío: he venido notando que, especialmente en el ambiente de la prensa deportiva, a los comunicadores se les ha dado por naturalizar en español la tendencia propia del inglés de utilizar un posesivo antes de las partes del cuerpo. Así dicen "Se lesionó su tobillo izquierdo", o "Tuvo una fractura en su codo derecho", formas totalmente incultas y propias de analfabetos lingüísticos que piensan que, si así dicen los gringos, debe ser mejor. Y no hay tal: en español, las formas citadas deben llevar un artículo en vez del posesivo: "Se lesionó el tobillo…" o "Tuvo una fractura en el codo…"

Lo que pasa es que en nuestro medio hay una pasión por lo extranjero que da hasta vergüenza verla en todos los ambientes: nuestros jóvenes no conocen para nada la música colombiana. ¿Todo va a ser vallenato? Me preguntaba uno de mis nietos hace algunos días.

Tuve que explicarle que en Colombia no hay solo música vallenata, que ese es otro de los aspectos en los que nuestro país es riquísimo: hay música para todos los gustos. Pero qué va a saber un muchachito de lo que es un pasillo, o una guabina, o cualquiera de los otros ritmos que se tocan en el interior, de una belleza extraordinaria. No. Ellos saben de reggaetón, de trance, y todos esos géneros novedosos que ni siquiera bailan, pero que son foráneos.

Y por eso escuchamos también a periodistas deportivos nacionales hablar de "la chance", como dicen los argentinos en lugar de "el chance" que es lo cómodo y lo natural en Colombia.

En fin, a mis amigos, los colegas amantes del buen hablar les recomiendo evitar esas formas de las que hablo en mi tercer párrafo de hoy para ser castizos y dar verdaderas muestras de patriotismo en el uso lingüístico. No es más por hoy, gracias mil por su atención y hasta el próximo sábado.