Lo que debió ser un espectáculo de la naturaleza, como lo es la desembocadura del río Manzanares en nuestro Mar Caribe, ha venido en llamado de atención para alertarnos cómo estamos destruyendo las playas y ríos de Santa Marta, contaminando sus aguas con todo tipo de artefacto nocivo para nuestros ecosistemas. Suena dramático, pero es la realidad de lo que está sucediendo en la ciudad.
Gracias a las fuertes lluvias de la semana pasada pudimos ver cuánta basura arrastraba la creciente del Manzanares hacia nuestras playas, y gracias a un video, grabado desde dron y publicado en las redes, pudimos observar las grandes cantidades de basura arrastradas hasta la playa de Los Cocos. Desde un colchón hasta una jeringa podía encontrarse en la basura que llegó hasta el mar y que se acumuló, bien adentro del mar, formando un enorme cerco de basura alrededor de la desembocadura.
Son 18 kilómetros de río, desde Bonda hasta la desembocadura, utilizados por los ciudadanos como basurero. Madera, vidrio, plástico, telas, neumáticos, desechos orgánicos, y contaminantes de todo tipo son arrojados al Manzanares por ciudadanos sin ápice de sentido de pertenencia por la ciudad y sin autoridad que pueda hacer un control real sobre esta problemática. En últimas, ¿quiénes son los responsables?
Es pernicioso acusar exclusivamente a los habitantes de escasos recursos económicos que viven en las orillas del Manzanares, pues existe evidencia de que algunas construcciones de mayor estratificación, relativamente cercanas al río, canalizan sus residuos hacia el río. También es más cómodo eludir nuestro compromiso cívico y decir que es responsabilidad de los gobiernos, pues los hechos demuestran que se trata más de una gran irresponsabilidad ciudadana, lo cual no depende de un alcalde o un gobernador.
No obstante, es curioso que se vigile con mayor eficacia el cumplimiento del ‘día sin moto’, que la protección de un río tan importante para la ciudad; no solo por lo emblemático e histórico, sino por el impacto que tiene sobre el medio ambiente y las consecuentes repercusiones que tiene para la vida humana; además, es un fenómeno que afecta negativamente la vocación turística de la ciudad, pues son ingentes los volúmenes de basura que estamos arrojando a las playas, nuestro principal activo turístico.
Sobra decir que el Foro Económico Mundial y algunas autoridades económicas nacionales reconocen que el sector turístico será prontamente uno de los principales motores de desarrollo a nivel mundial. Y no está de más decir que en Santa Marta más del 30% del empleo se genera en los hoteles, restaurante, y el comercio.
Volviendo al tema, si bien la falta de cultura ambiental ciudadana es determinante en la contaminación de nuestros ríos y playas, no es de menor importancia que lo ambiental tiene escasa importancia para la mayoría de nuestros políticos locales, lo que deriva en la poca intención para resaltar esta problemática en las agendas públicas local y departamental, impidiendo el desarrollo y ejecución de una política pública ambiental con efectos reales.
Pero no todo es tan apocalíptico para nuestro Manzanares. Desde hace varios años, William Gallo y Harold Estrada, un bogotano y un caleño, conformaron la Fundación Salva tu Río para rescatar al Manzanares de la contaminación tan preocupante en la que se encuentra. Su trabajo y esfuerzo en aras de salvar nuestro río los ha llevado a ser uno de los cinco finalistas en el concurso nacional del Canal Caracol llamado Titanes Caracol. Si ganan, su proyecto será financiado para iniciar el rescate de un kilómetro del Manzanares.
Apoyarlos es muy sencillo, solo hay que entrar a la página web de Titanes Caracol y votar por William Gallo, quien aparece en la página encabezando el proyecto por el Manzanares. Invito a todos mis lectores a apoyarlos, ganará el proyecto que más votos obtenga. Apoyemos a estos ‘cachacos’ que se han enamorado de nuestra ciudad y quieren ayudarnos a salvar nuestro río, el Manzanares.