Lluvias y no tormenta

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Escrito por:

Paloma Valencia Laserna

Paloma Valencia Laserna

Columna: Opinión

e-mail: palomasenadora@gmail.com



Anunciaban una enorme tormenta alrededor del Ministro Carrasquilla; llegado el momento cayó un chubasco. Nada de fondo. Un debate ideológico sobre el mercado y la ganancia; y unos temas filosóficos de fondo sobre los que puede servir de ejemplo Carrasquilla, pero que para nada causan sombra en su capacidad técnica y su claridad moral.

Carrasquilla como ministro inició un proceso de reforma constitucional que le daba una nueva asignación de los recursos que van a los municipios. Incluía, entre las varias cosas, que la destinación del 5,4% de esos recursos fuera a agua potable y saneamiento básico. El Ministro solo estuvo en los primeros 4 de los 8 debates necesarios.

La intención era que se ejecutaran las obras y garantizar el saneamiento básico. Varios municipios recibieron financiación desde los planes departamentales de aguas, pero como es obvio no había para todos. Esas obras no solo son necesarias sino costosas. Por eso, el entonces ministro Juan Lozano avanzó en consolidar créditos respaldados para esos ingresos. La crisis económica había destruido las posibilidades de crédito, la confianza estaba en su peor momento, por eso se autorizó mediante un decreto que esos recursos se pudieran girar de manera directa.

Carrasquilla diseñó un sistema de bonos que permitió que 117 municipios obtuvieran crédito para ejecutar las obras. El programa tenía la obligación de invertir en agua. Una interventoría de la obra mostró que el 85% de los municipios ejecutaron las obras. Los intereses altos corresponden a las realidades económicas de entonces y comparados con créditos que tomaron otras entidades territoriales con la banca nacional los de los bonos de agua eran más bajos.

Ningún municipio se puede quebrar por haber pignorado el 5,4% de sus ingresos. Si años después los intereses eran costosos comparados con los que rigen con nuevas realidades económicas -que habrían podido empeorar- el gobierno podría subsidiar. Pero decidió en cambio salir a comprar los bonos, con lo que perdió la liquidez que se requiere para continuar las obras.

Todo es claro y nítido. Los debates sobre porque los intereses son altos, o porque alguien gana plata por prestarla; se refieren al sistema capitalista y de mercado. Hay algunos que no lo comparten, pero tampoco asumen las consecuencias que supone su ausencia.

La utilización del capital social que adquiere una personalidad pública puede ser discutida, pero para hacerlo debemos ir al caso general y ser consecuentes. Si no es deseable que un alto funcionario vuelva al sector real, tendría que existir un sistema de carrera para altos funcionarios. Habría que pagar el costo de tener funcionarios desconectados del sector real y, por lo tanto, poco enterados de cómo funciona. Son deseables los funcionarios que salen al mundo, trabajan, lo conocen y aprenden. La puerta giratoria tiene dificultades, pero no todos los casos son corrupción o faltas a la ética. El caso de Carrasquilla así lo demuestra.

El otro tema de fondo es la descentralización. A todos nos gusta la idea, pero pocos asumen sus consecuencias. En el debate, llamaron irresponsable a Carrasquilla por haberle ayudado a los municipios a financiarse. O lo que es peor por haberles permitido obtener dinero y dejar que lo ejecutaran ellos mismos. La corrupción en este caso no era el crédito, sino su ejecución. Ese 15% de municipios que no terminaron las obras, jamás fueron investigados. Los problemas de corrupción local no los causan los bonos de agua, ni los soluciona que aquellos no existan.

Carrasquilla probó su solvencia técnica y moral, pero que daño causan quienes exageran y dicen verdades a medias para destruir buenos funcionarios públicos. Creo que muchos técnicos quedan asustados de trabajar con el Estado.


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