Loor, a las mujeres

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Cuando estalla la Revolución Francesa (1789) no solo fue escenario para los masculinos, las mujeres también hicieron sentir su voz. Surgieron cantidades que igual a los hombres pusieron sus pechos para lograr la Toma de la Bastilla. Charlotte Corday, con puñalazos dio muerte a Jean Maral, quien, en tiempos del régimen del terror, se ocupaba en dictar y difundir quién debería ser llevado a la guillotina. Jeanne Marie Roland, fue otra mujer, que por defender a su esposo fue llevada al patíbulo y antes de su ejecución, exclamó “Oh, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”. Su esposo al enterarse de la condena de su mujer optó por el suicidio.

No solo en la violencia se conocieron las mujeres, también en el campo científico, Marie Curie, conocido en el mundo por sus investigaciones sobre la radiactividad, trabajo que le mereció dos premios Nobel, 1903 de física y química en 1911.

A inicio del pasado siglo, mientras los ciudadanos colombianos se enfrentaban a la guerra de los mil días (1899- 1902), las mujeres sostuvieron la economía y la industria, tras de resalta el gran empeño y poder ejercer con dignidad las tareas de los masculinos, se creó la imagen de la mujer ideal obediente y complaciente con el marido, atenta a los hijos y a las tareas del hogar. Se trataba del nacimiento de la perfecta ama de casa, quien podía asumir con gran responsabilidad las tareas de los valientes mientras ellos se enfrentaban a la guerra fratricida que dejó a Colombia en el peor estado de abatimiento.

  Hubo que pasar 11 lustros para que país reconociera a la mujer como ciudadana e ingresara al derecho del sufragio que por años lo vieron desde lejos (1953). Antes de la fecha, se le consideraba menor de edad, la lectura se le censuraba, se le negaba la enseñanza a la educación media y al profesionalismo, por carecer de cédula se les privaba a poseer bienes, ni siquiera a adquirir las fortunas que podían heredar de sus padres. Pero, fueron demostrando su capacidad de ejercer con dignidad las funciones de los hombres, rápidamente lograron participar en la administración de los bienes conyugales, a compartir la patria potestad y a adquirir igualdad de salarios para igual tipo de trabajo.

La participación de las mujeres en paridad con los hombres en el ramo ministerial ha dejado en claro que este país es uno de los países donde las mujeres han llegado más lejos en los campos diversos. Su llamado a participar de manera masiva en este gabinete ha despertado una ráfaga de gran esperanza en el país. 

No se ha logrado supera siete décadas donde las mujeres escasamente conocían el alfabeto. Hoy su vastísimo caudal de conocimientos las ha llevado a dictar cátedras en los diferentes ramas del saber y en diferentes universidades, muchas elegidas alcaldes, gobernadoras y ya alcanzaron hasta la vicepresidencia, se mueven con gran habilidad, en los medios de comunicación, en las organizaciones comunitarias, en los gremios y en todos los escenarios de la vida nacional, que hasta hace poco solo eran ejercidos exclusivamente por masculinos.

A las nuevas ministras les auguro un honesto y gran trabajo, pues el trabajo sea intelectual o manual, es el verdadero y más importante patrimonio del país. El país está repleto de hombres honestos que desean trabajar, desgraciadamente no hay empresas para ocupar los brazos que se tienden ávidos de labor. 



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