Las lecciones que deja el mundial

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Ya dejó de rodar la número cinco en Rusia. Para aquellos aficionados al certamen mundialista, tocará esperar cuatro años para volver a vibrar con el entusiasmo que genera tan magno evento. No obstante, el mundial nos deja varias enseñanzas, desde el punto de vista deportivo, corporativo, político y sociológico.

En primer lugar, la globalización que ya se había tomado a los clubes, ahora se tomó las selecciones nacionales. El equipo francés, campeón del mundo, parece más una selección de “all stars” africana que francesa. Por otro lado, el fútbol de explosión y de efectividad, versus el fútbol de la posesión de balón se impuso en el mundial. La selección francesa, en términos generales, le “regalaba” el balón a sus adversarios. Sin embargo, cuando tenía la posesión del balón, sus delanteros, comandados por Mbappe, rápidamente desplegaban el ataque, lo cual resultaba más efectivo que tener la posesión del balón sin ninguna profundidad.

Esto puede ser una enseñanza significativa para los negocios y la política. No es necesariamente lo mejor estar siempre al “frente del cañón”, si las cosas no se dan. Los gobiernos, tanto corporativos como estatales, deben ser efectivos. La toma de decisiones per se, sin criterio hacia el resultado, no lleva a la concreción de estos. De la misma manera, la selección francesa demostró el dominio de los tiempos y movimientos del juego. Ver a los franceses jugar era ver una sinfonía. Metían al rival en su juego y aceleraban o disminuían la intensidad del juego a voluntad.

El partido Bélgica-Francia fue una clara demostración de esto. Bélgica, sin lugar a dudas, es un gran equipo. Su número 10, Hazard, tiene toda la habilidad requerida,  el liderazgo del equipo y al lado de él grandes jugadores como Lukaku y Fellaini. A pesar de ello, en una final adelantada, Francia manejó los tiempos y movimientos del partido. Metió a los belgas en su juego, lo cual determinó finalmente el estado de ánimo del rival, viéndose los belgas frustrados y desesperados.

En los negocios y la política también hay que entender de tiempos y movimientos. Hay momentos para actuar con cautela y otros para acelerar los procesos. Analizar la situación y ver cuál es la mejor opción y en qué momento se debe ejecutar es fundamental  para gerentes y líderes, quienes requieren de sapiencia y experiencia para desplegar su actuar. Finalmente, la selección Colombia nos dio todas las alegrías. No hay nada que reprochar. Se hizo lo que se pudo con lo que se tenía y fue la suerte de los penaltis lo que selló nuestro destino.

No obstante, lo que se debe decir de esta selección Colombia es que tenía jugadores excepcionales, pero le faltaba el tuétano, la medula, el centro, lo que debía unir a todos y repartir juego. Me refiero por supuesto a James Rodríguez, quien desafortunadamente no estuvo en el mundial. Las buenas selecciones son tan buenas como sus elementos, pero necesitan un buen líder que ponga a brillar a los demás a su lado. Maradona, sin Valdano, Ruggeri y los otros integrantes de la selección argentina a su lado, en el 86, no hubiera podido alcanzar el trofeo mundialista. Igualmente pasa en la política y el gobierno corporativo, se necesitan líderes; pero ellos, sin buenos elementos con conocimientos técnicos, pero también con inteligencia personal y emocional para sortear los infortunios, no serían efectivos.

Para terminar, mientras Kolinda Grabar-Kitarovic, presidente de Croacia, y Emmanuel Macron, presidente de Francia, y todos los de la tarima principal se mojaban, Putin, sin pensar en los demás tenía para el sólo un paraguas. Afortunadamente, este asunto se terminó corrigiendo. Al final, quedó claro quién y cómo se manda en la Rusia de los Zares.