¿Qué puede pensar un turista extranjero cuando llega a la capital colombiana y se encuentra con la Avenida El Dorado, totalmente destruida? Será que fue bombardeada, responderá el incrédulo viajero. La Bogotá de hoy no es la misma de hace unos años. Una conclusión atroz y real. La buena política pública que se había ejercido de manera honesta, se vino a pique.
Desafortunadamente la Bogotá que nos dejan, Samuel e Iván Moreno, es la del abandono, la desidia, la corrupción, el todo vale, el vulgar esquema de la contratación. La Séptima es la única avenida que no está picada. Por donde uno coja hay obras, múltiples obras que son el reflejo de contratos leoninos. Hasta el ánimo de los habitantes de la ciudad está hecho trizas. La inseguridad es el pan de cada día.
El Polo se autoliquidó al aceptar a estos personajes en sus filas. Se dejaron meter gato por liebre. Reaccionaron tarde, para ellos se debe esperar los resultados de las investigaciones, pero cuando fue el tema de la parapolítica si que fueron implacables. Se rasgaban las vestiduras, hoy reaccionan tímidamente con la desastrosa administración de la Anapo y el samperismo. Los nietos de Gurropín (el dictador Rojas) e hijos de la Capitana, se tiraron la ciudad.
Lástima que la Dra. María Emma Mejía, hoy secretaria general de Unasur, perdió la consulta para elegir al candidato del Polo, porque fue cerrada, sólo votaron los miembros del Polo y lástima también que el Dr. Enrique Peñalosa haya perdido la Alcaldía.
Ñapa. Recomiendo leer en Semana, un excelente artículo: El "Avatar" Colombiano. La digna lucha de doce comunidades indígenas del departamento del Vaupés, frente a la voracidad de empresas mineras. Una de ellas canadiense quiere explotar el oro, las etnias saben que de hacerlo, se destruye el medio ambiente. ¡Apoyemos a nuestros indígenas!