Los ex presidentes: ¿muebles viejos?

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Los ex presidentes de la República han jugado en Colombia un papel muy particular. La frase de Alfonso López Michelsen diciendo que eran muebles viejos, es tal vez la de precisamente aquel que no dejó de armar revuelo hasta un día antes de su larga vida.

Como él se caracterizaba por su fino y mordaz humor bogotano, todavía queda la duda sobre lo quiso decir o evitar.

Pero la verdad es que es tal el respeto que existe sobre la figura presidencial, que aun después de ejercer el cargo se les sigue diciendo "Presidente'.

No sucede esto en otras latitudes, como en los Estados Unidos donde los ex sí salen más o menos del escenario nacional y más bien, los exportan y designan embajadores de cuanto evento sea posible.

Aún en la América Latina, una más tropical que otra, se les respeta sin duda, pero juegan más fuera del país que dentro del mismo.

A este presidencialismo colombiano que continúa hasta su muerte, se le agregan otros factores. En los últimos años, el país ha tenido una serie de personas que llegaron a la Presidencia muy jóvenes y que cuando salen, tienen demasiadas pilas como para retirarse. Y ahí empiezan los problemas.

En varias ocasiones distintos sectores han dicho que sería bueno que los ex presidentes tuvieran menos poder y dejaran florecer a otros sectores. La verdad es que estas posturas han tenido poco éxito y la situación lejos de resolverse se ha agravado.

Por lo menos Gaviria, que salió más joven que los demás, se fue para la OEA e intervino poco en ese período, al menos visiblemente, en los quehaceres internos del país. O eso creen muchos. Algo similar hizo Samper, que se fue a España y empezó a hacer cosas interesantes a nivel internacional, pero le picó rápidamente la política interna, se devolvió y sigue dando de qué hablar.

Pero el caso del ex presidente Uribe es patético. A su edad, está en el quinto piso, pero más que todo por no tener un plan B, tiene demasiada viudez del poder y además se siente como el progenitor de Santos porque lo llevó a la Presidencia. Aun actúa como si tuviera las riendas del país. Sigue con sus Consejos Comunitarios, con otro nombre, que obviamente no cuentan ni con la visibilidad ni con el poder para durar horas haciendo micro-gerencia. Pero ahora decidió hacer micro-política.

Contrario a unos ex presidentes como Lagos de Chile o como Cardozo de Brasil y hasta el mismo Gaviria, que pasaron a jugar en las grandes ligas y formar parte de reuniones a nivel mundial involucrándose en los grandes temas que ayudan sin duda a América Latina, Uribe resolvió hacerle campaña política a cuanto alcalde se deje.

Resolvió además convertirse en la oposición de Santos, con más rabia que argumentos, llegando a extremos como el de decir que no hay conflicto armado. Ya le sacaron que él mismo lo utilizó en algunas normas de su gobierno. Hasta su lenguaje corporal ha cambiado porque anda con una cara de piedra infinita, cuando debería estar disfrutando de haber llegado al máximo nivel posible con un buen reconocimiento nacional.

Pero esta actitud, lejos de acrecentar su prestigio entre los sectores que siempre lo siguieron, está enervando a todos menos a los cuatro furibistas que no gozan de mucho afecto nacional. Está destruyendo como ex-presidente lo que construyó como presidente. Lástima, para él y para el país.