Llegó la Hora: Duque versus Petro

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

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Álvaro Uribe Vélez llegó a la presidencia en el año 2002. En ese año, Colombia era un país inviable. Las instituciones estaban resquebrajadas. La guerrilla tenía a los ciudadanos arrinconados. Las pescas milagrosas eran el pan de cada día. La economía estaba destrozada. Uribe, con tres ideas simples, pero coherentes, lógicas y poderosas, empezó a caminar y hacer caminar al país hacia su viabilidad. Los tres huevitos era como se llamaban: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social.

Luego le agregó otros dos huevitos o ideas: estado austero y diálogo popular. Desarrollando estas ideas realizó uno de los gobiernos más brillantes de la historia colombiana, sino el que más. En 2010, la ciudadanía eligió a Santos para que siguiera con las políticas Uribistas, con los huevitos. Su vanidad, su ego y su visión errada de la historia, de las realidades políticas y de la conveniencia nacional terminaron en el abandono inexcusable de la receta. Como dirían algunos, se abandonó el tratamiento médico antes de que el paciente estuviere cien por ciento recuperado.

Luego de reelegirse espuriamente en el 2014, la realidad es que de 2010 a 2018, Santos no ha hecho nada distinto a mal gobernar, para imponer una paz a cualquier precio, sin justicia y con impunidad, disparar la corrupción a niveles inimaginables, dividir a los colombianos y allanar el camino al castrochavismo (hoy Petrocastrismo). Por eso, el debate presidencial del domingo no se presentará entre los enemigos de la paz o amigos de la guerra, como malintencionadamente lo hizo ver Santos en su campaña del 2014, o entre aquellos que quieren profundizar los acuerdos y quienes quieren reformarlos, sino entre aquellos que quieren una democracia de mercado, que dé soluciones a los grandes problemas nacionales económicos, la pobreza y defienda de las instituciones, o el sistema socialista de “exprópiese”, “pan para hoy miseria para mañana” y en general un cambio del modelo económico y desinstitucionalización del estado.

Así, en un ambiente polarizado, que requiere posiciones claras e inequivocas, los discursos políticos de Fajardo y De La Calle, alejados de la realidad política nacional, han terminado totalmente desdibujados. Por otra parte, con relación a German Vargas Lleras, quien carga el mal gobierno de Santos, a los enmermelados y su osco carácter, la percepción es que es más de lo mismo y, por ello, no es el gallo para retomar el camino y hacer frente a la amenaza del Petrocastrismo. Y lo que es aún peor, con sus prácticas politiqueras, hasta capaz sería de pactar con Petro y recibir su apoyo político, en caso de llegar a la segunda vuelta.

Con este panorama, es necesario votar por Iván Duque, quien tiene un discurso fresco y en consonancia con la realidad nacional, y quien, con el Centro Democrático y la Gran Alianza por Colombia, hará un gran gobierno para que Colombia retome la esperanza y el camino y podamos erradicar de una vez por todas la posibilidad de que terminemos como la hermana Venezuela.   

Tercio Extra: En los últimos meses, debido a la amenaza Petrocastrista, los negocios han estado especialmente lentos. Los empresarios le han metido el freno de mano a las inversiones. No obstante, algunos empresarios, para facilitar el cierre de los negocios, han empezado a usar la “Cláusula Petro” que consiste en poder rescindir (terminar) los contratos, sin indemnización, en caso de que Petro llegare a ser presidente.