Consternación y dolor

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Arrogante, prepotente, soberbio. Carlos Palacino Antía, presidente saliente de Saludcoop, no tuvo nunca reparos en pasar por encima de quien y lo que se le atravesase para lograr sus objetivos. Fue la cabeza visible del ascenso vertiginoso de una pequeña cooperativa de salud que en poco tiempo se ubicó como la empresa más grande del sector y una de las más grandes del país.

Mientras el Seguro Social atravesaba momentos complicados, Saludcoop conquistaba mercados en pequeñas ciudades y estratos medios de la población, cuando las demás EPS apuntaban a los grandes mercados urbanos.

Con el fin de mejorar las utilidades empresariales, Saludcoop inició un proceso de "integración vertical", esto es, atender en sus propias clínicas. Y ahí comenzaron los hechos que condujeron a la mayor catástrofe de la salud que la memoria recuerde. El primero fue utilizar el dinero destinado a la atención en salud para construir edificaciones: era claro que tales inversiones tenían que salir de las arcas de los cooperados y no de los aportes de los afiliados. Pronto, las más importantes ciudades vieron florecer centros de atención con letreros de Saludcoop para tratar todo tipo de enfermedades, a la que se vincularon más empresas del grupo tanto en el apoyo logístico como en otros servicios. Más tarde engloba a Cruz Blanca y Cafesalud, dos EPS en crisis.

El cambio en la contratación de los profesionales de la salud, que pasaron de la contratación directa a las cooperativas de trabajo asociado, implicó una serie de cuestionados controles en la atención a los pacientes, como la cantidad y monto de medicamentos, estudios y otros tratamientos, todo con el dudoso silencio del Ministerio de la Protección Social. Se violaba el derecho al trabajo y se reducían los aportes al sistema, pero nadie parecía verlo. Por otra parte, desde Acemi, agremiación de EPS, salían directrices que apuntaban a limitar la atención del alto costo. Si bien es cierto que los márgenes de utilidad de las empresas no eran buenos, era equivocado mirar en esa dirección. El Fosyga fue entonces el siguiente objetivo, y justamente el eslabón por donde se rompió la cadena de los recursos de la salud.

Los recobros se convirtieron en una fuente de dinero, unos obtenidos de manera debida, otros no: en esos casos, se recobraba por encima de lo correspondiente o, lo que era peor, se facturaban productos y servicios incluidos en el POS.

El mismo Fosyga tardaba en pagar los recobros a las EPS, mientras que algunos funcionarios aceitados favorecían a sus "amigos" a cambio de jugosas comisiones. Tarde reaccionó el saliente gobierno.

La ley 1438 de 2010 quiso poner orden pero ya era poco lo que se lograría. No hubo actualización ni emparejamiento del POS contributivo y subsidiado, que era uno de los puntos centrales, ni se atajaron las tutelas por eventos no POS. El saliente superintendente de salud dejó lista una sanción a Saludcoop que fue atajada por actual, sin que muchos quedaran satisfechos con las explicaciones.

Las denuncias del senador Robledo desnudaron de cuerpo entero las irregularidades encontradas en esa portentosa empresa. Es justo decir que no fue la única en la que descubrieron situaciones de difícil explicación y justificación: son catorce las empresas implicadas. Intervino el superintendente de salud, Conrado Gómez, descubriéndose un desfase multimillonario, cuentas sin soportes debidos, contabilidades que no cuadran... Hace poco, el periodista Daniel Coronel presentaba unas transacciones comerciales y sociedades que involucran directamente a Palacino y a sus socios en este enredo.

Todo es materia de investigación por parte de las autoridades. Produce dolor y consternación el manejo caótico de la salud mientras algunos llenan cuentas y los pacientes padecen por causa de todo esto.

Fue el "Mono" Antonio Sánchez Vives un señor correcto, trabajador y ejemplar. Era frecuente encontrarlo en cercanías de su oficina, pendiente de sus clientes y de la compañía en la cual tuvo un destacado recorrido: siempre abierto a la conversación, de finas maneras y buen conversador. Su especial amor por el Unión Magdalena nunca murió, aun en las épocas difíciles que atraviesa. Vinculado a diferentes manifestaciones del deporte, se destacó siempre por donde hubiera estado, practicado y dirigido: fue uno de los pilares del único título del Unión, gracias a la visión de vincular paraguayos a la tradicional cantera samaria, reforzada por brasileños en esas calendas. Mono, donde quiera que te encuentres, sabes del sincero aprecio de nuestra familia hacia ti, Elsa y los tuyos, a quienes acompañamos en la distancia en estos dolorosos momentos. Paz en tu reposo eterno.

Apostilla. La vida a veces pasa cuentas que no parecen justas. Gran persona, ahora en desgracia, ha sido víctima de su situación: el desempleo, la enfermedad, sus propias limitaciones, la falta de oportunidades y el abandono le encaminaron por el desespero y el rumbo equivocado. Me aflige un dolor inenarrable. Un abrazo de solidaridad en éste difícil momento, querido amigo.