El Principito de Saint-Exupéry

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 6 de abril puede recordarse por diversos motivos: muerte de Ricardo I Corazón de León, promotor de la Tercera Cruzada de la Cristiandad; nacimiento y muerte del pintor Rafael (Raffaello Santi o Sanzio), en 1483 y 1520, respectivamente; fallecimiento del pintor alemán Alberto Durero en 1528; inauguración de los Primeros juegos olímpicos de la era moderna, en 1896; muerte del músico ruso Igor Stravinsky en 1971 y fallecimiento del bioquímico y escritor estadounidense de origen ruso Isaac Asimov en 1992.

Sin embargo, hablaremos hoy solo de Exupéry, cuya obra más conocida fue publicada por primera vez el 6 de abril de 1943.

     En los planes de estudio de la educación media la obra ‘El Principito’ es casi de obligatoria lectura. A veces el profesor de la asignatura, en forma desganada exige a sus alumnos –sin haberla leído él mismo– un análisis de esta corta producción de Antoine de Saint-Exupéry. En esos casos, de tanto oír y revisar los trabajos realizados por sus pupilos, termina entendiendo el contenido de ‘El principito’. Pero, como ocurre con ‘El túnel’, ‘El viejo y el mar’ y otras obras literarias, la vida de sus autores pasa inadvertida, como si los cuentos y las novelas surgieran de la nada.

     Saint-Exupéry nació en Lyon el 29 de junio de 1900; además de escritor fue piloto de guerra. Vale la pena mencionar otras novelas suyas: ‘El aviador’, ‘Piloto de guerra’ (Pilote de guerre) y ‘Vuelo de noche’ (Vol de nuit). Ganó varios premios literarios con ‘Tierra de hombres’ (Terre des hommes), pero su fama la debe a ‘El Principito’ (Le petit Prince). Aunque primero fue piloto civil, de correos, logró que la aviación francesa lo enrolara para cumplir misiones en la Segunda guerra mundial. Cuando se disponía a localizar y fotografiar tropas alemanas que amenazaban con avanzar sobre territorio francés, lo derribó un bombardero nazi el 31 de julio de 1944. Este dato es importante porque acaba con la creencia de que el escritor pudiese haber sobrevivido y, como el personaje de su famoso cuento, se hubiese convertido en morador solitario en un territorio remoto. La desaparición definitiva de Saint-Exupéry la confirmó el piloto alemán que abatió su avión sobre el Mar Mediterráneo. En efecto, Horst Rippert afirmó: “Vi sus insignias tricolores y maniobré para instalarme a su cola y derribarle”. Esto ocurrió el 31 de julio de 1944. Los restos del Lightning P38 se perdieron en el fondo del mar.

     ‘El Principito’ fue escrito en un hotel de Nueva York y se publicó por primera vez en los Estados Unidos. Entre las enseñanzas que el autor quiso perpetuar a través de su personaje se destaca la siguiente: “Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”.

     ‘El Principito’ no es un cuento más en medio del vasto campo de la literatura. Se lo considera una alegoría, es decir, una cadena de metáforas con sentido profundo que no siempre es fácil de advertir. Por eso compartimos la opinión de quienes sostienen que “cada opinión es una verdad desde su punto de vista. No hay una sola forma de interpretar las cosas ni nadie puede decir qué es lo correcto o cómo se tiene que interpretar tal o cual cosa”. No es necesario mirar más allá de nuestro entorno para comprobar la sensatez de ese aserto. Por eso –con lógica infantil pero válida– el pequeño príncipe nos convence de que su dibujo representa a un elefante dentro del vientre de una serpiente mientras los adultos solo ven la silueta de un gran sombrero sin importancia.