Cronicón surtido (I)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oliverio del Villar Sierra

Oliverio del Villar Sierra

Columna: Trinchera

e-mail: samario1525@hotmail.com



Si uno no sabe historia, no sabe nada; es como ser una hoja y no saber que forma parte del árbol.  Michael Crichton

Quien investiga el pasado y analiza el presente, sintetizará el futuro.

Cada país tiene dos historias: la oficial y la verídica.

Adentrarse en un tema prolijo, embrollado, complejo, como el de quirurgo ‘cesarear’ un hipertrófico útero pancontinental preñado de ectópicos engendros geopolíticos, geoestratégicos, colonialistas, expansionistas, imperialistas, monárquicos, socioeconómicos, religiosos, bélicos, raciales y… ‘hágale con el resto de carga’, no es cosa de soplar y hacer bollos de yuca. Si al estudio analítico, crítico y riguroso del pasado (tésis) se le opone, enfrenta, confronta con el “presente actualizado” (antítesis), sin lugar a equívocos crasos, ni a escapistas sofismas, ni a mitómanos delirios, tendremos entonces una visión objetiva, inobjetable (síntesis) de ‘lo que se viene pa’ encima’, ora profícuo, ya nefasto.

Para tener una mayor comprensión de ‘X’ hecho(s) histórico(s), de sus causas y consecuencias, la metodología por excelencia a ser usada para documentarlo y ajustarlo a “la verdad verdadera”, es partir de un hito temporal arraigado en los almanaques de nuestra memoria (mnemotecnia), cuya singular impronta, o mejor, cuya morrocotuda trascendencia nos resulta inolvidable y por tanto, nos conduce, sin descarteanas dudas, a desembrollar dialécticamente el ‘X’ tema indagado, vale decir, tomar un determinado acontecimiento y ceñido este a su momento histórico puntual, a sus causales gestatorios y a irrefragables fuentes, practicar entonces la quirúrgica ‘cesárea’ historial concluyente.      

Tal proceso comparativo-analítico-concluyente, casi nunca resulta “breve” puesto que por lo regular, sus múltiples ‘preñeces’ historiográficas e historiológicas van más allá de lo conciso, lo privativo, lo específico. Sin embargo, con cierto esfuerzo narrativo se puede lograr el que su ‘brevedad’ temática sea, al menos, “sustanciosa” y por tanto, “buena”, acercando así al “bohemio” de Guillermo Aguirre y Ferro con el jesuita -que aquí no, hipócrita-, Baltasar Gracián. Es lo que nos proponemos con el presente “Cronicón surtido”. Veamos pues:

12 de octubre de 1492: Cristóbal Colón, un aventurero de oscuro origen natal puesto se le sindica de genovés, español, portugués, sefardí y hasta de gitano romani (¡vaya usted a saber!) quien pasará a la historia por haber incurrido en el nefasto, nefando y nefario ‘descubricidio’ de América, viola (¡sic!) y holla el ‘Nuevo Mundo’ con su espada infame y sus pezuñas invasoras iniciando el mayor genocidio del que se tenga noticia en la Historia de la Humanidad desde cuando ‘Lucy’ se bajó de los palos. Gengis Kan, Tamerlán, Atila, Dioclesiano, Calígula, Nerón, Iván el Terrible, Leopoldo II de Bélgica, Hitler, Mussolini, Franco… resultan unos seráficos querubes frente a éste satánico vándalo en trance de ambicioso mercenario al servil servicio de los inquisidores “Reyes Católicos”, quien al igual que todos sus pares ‘conquistadores’ a partir de él, los incita, concita y excita un mismo sanguinario “animus furandi”. Más de 50 millones de nativos americanos y esclavos africanos padecerán hórrida muerte, horrendas torturas y horroroso y sistemático exterminio derivados de la ‘hazaña descubricida’ de éste abominable ‘descubridor’… Ya lo dijo San Pedro Claver: “¡Cuánto horror y sufrimiento se habría ahorrado la humanidad si Dios hubiera anticipado el “Katrina” al 11 de octubre de 1492!”; en tanto el ‘mamo’ Guaicaipuro Pocigüeica sentenció: “A nosotros no nos ‘descubrieron’, a nosotros nos invadieron”.

20 de julio de 1810. Santafereños, ‘patojos’ (payaneses) y una caterva de provincianos granadinos lagartos, truchimanes, gorreros, mercachifles, vividores, monacales y demagogos ellos todos que a tutiplén pululan en Santa Fe (no será, “de Bogotá”, sino a partir de 1819), en trance de engendradores del actual ‘cartel’ de la corrupción ‘metastasiada’ de Colombia, se compinchan y ‘enchichan’ (sic) para rapiñarse la burocracia chapetona del virreinato mutándola por el ‘burrocratismo’ criollo y así poder entrarle a saco a la “Caja Real de Diezmos de la muy leal colonia de Nueva Granada”, el todo, el meollo, la causa, -“el móvil”, llaman los criminalistas-, de la grotesca comparsa bufa, “Quítate tú pa’ ponerme yo”, de aquel ‘verdulero’ día enmascarado con la solapada farsa del patrioterismo florerista veintijuliero.

Protagonizan entonces aquéllos zascandiles, un burlesco sainete ‘independentista’, bochinchero y verdulero (era viernes de ‘Mercado Campesino’ en la Plaza Mayor), cuya “Acta de Independencia” -¡léase bien!- reconoce al felón Fernado VII, ‘el Deseado’, como, “legítimo soberano de sus dominios americanos...” (¡PLOP!), que luego al ‘gang’ de los tramoyistas, trapisondistas y trapacistas “lanudos” (como los apodará el Libertador Presidente Simón Bolívar, años después, cuando ‘descubre’ -¡ya para qué!-, su connatural protervía, su innata perversidad, su genética nequicia en función de su fría índole mendaz y felona) de los Arciniegas, Foreros, Moreno de Ángel, Mendozas, Acevedos, Pericos, Picones, Ortegas, Melos, Abellas, Jaramillos, Rodriguez, Arias, Roseros, Vargas y demás taifa de redomados embaucadores y consumados petardistas ‘historicidas’ colombianos, se les da con parificarlo ¡nada menos! que con, “La toma de La Bastilla” (¡carajoooo…!); “La toma de Jerusalén en la Primera Cruzada”(nojodaaaa…!) y en el colmo de la extravagancia, un loquito delirante lo comparó con el… ¡Desembarco de Normandía…¡PLOP…! ¡Vaya con el cínico descaro…! Vaya con los mitómanos dislates de los ‘historicidas lanudos’…o para decirlo con José María Carbonell, “el chispero incorruptible”, el verdadero héroe de aquel veintijuliero día refiriéndose a esa manga de ladinos  ‘independentieros’: “¡Mandan güevo…!!!”