La obligatoriedad de las consultas populares y un tinto poco serio

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

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Una de las alternativas para escoger al candidato de Centro Democrático (“CD”) era una consulta popular abierta. Iván y Carlos Holmes, apegados a su sentido democrático y de participación popular, querían una consulta popular abierta como mecanismo. Por otro lado, Rafael Nieto, quería una convención, pero no descartaba del todo una consulta cerrada de militantes. Rafael criticaba la consulta popular abierta con el argumento de la interferencia. Alegaba que el candidato del CD debía salir de las bases del partido en una convención, pues al no haber un listado de militantes, verificable al momento de votar, serían otros los que definirían el candidato del CD.  Paloma y María del Rosario, más pragmáticas, les parecía adecuado cualquiera de los mecanismos siempre que hubiera consenso, dejando en último plano una convención. La consulta popular era el mecanismo preferido de Uribe. Por otro lado, para él era muy importante la coalición con Pastrana y Ordoñez que podría desembocar en una consulta.

Algunos de los candidatos, y sus compromisarios, jalonaban para uno u otro mecanismo, pensando cual era el que les favorecía o por la convicción de las bondades filosóficas del que defendían. Como compromisario de Carlos Holmes siempre pensé en el CD y en el compromiso democrático de Carlos Holmes, por lo cual abogué por una consulta popular abierta. Se debía escoger un candidato ganador, aquel que, siendo candidato del CD, enarbolara en debida forma las banderas del Uribismo (todos los cinco cumplían), pero a su vez un candidato que, en una contienda democrática, en elecciones abiertas, venciera a Marta Lucía y a Ordoñez, quedará de primero en la primera vuelta y venciera en la segunda vuelta.

Para mí los únicos que cumplían ese requisito, en ese momento, dada la coyuntura política, eran Iván y Carlos Holmes. Uribe introdujo como alternativa las encuestas. Estas llegaron por simple descarte. En una reunión, Uribe preguntó por la viabilidad jurídica de hacer una consulta para la coalición con Pastrana y Ordoñez, una vez se hubiere usado un mecanismo de consulta por parte del CD. La respuesta jurídica fue que existía obligatoriedad de observancia del resultado de la consulta, pero podría caber una interpretación remota y diversa en el sentido de que, dada cuenta el interés democrático de la participación política y la confluencia de diferentes sectores, se podría renunciar al resultado y el partido podría adherir a otro partido o candidatura.

Para Uribe, lo importante, no era sólo el respeto al tenor de la ley, lo cual significaba la obligatoriedad del resultado de la consulta, sino también la seriedad política y el buen manejo de los recursos públicos, porque no se podía hacer mover al aparato electoral colombiano, pagado por todos los contribuyentes, para después no cumplir con el resultado. Por eso, se descartó la consulta popular abierta y se hicieron encuestas para determinar quién quedaba como candidato del CD.  Además, se dejó abierto el camino de la consulta popular abierta como mecanismo de escogencia del candidato de la coalición. Ahora que Iván es un candidato sólido y probado, al ganar la consulta, y que además amenaza con ganar en primera vuelta, dadas sus condiciones personales y políticas, Fajardo y De la Calle se quieren tomar un tinto para hacerle un esguince a la ley. De la Calle, en actitud poco seria, de manera contraria al CD y a Uribe, que entendieron la obligatoriedad y el respeto que se le debe a los mecanismos de consulta, pretende desconocer su obligatoriedad.

Esperemos que esto no pase, aun cuando nada bueno se puede esperar del ex negociador que dijo que si ganaba el “No” el acuerdo no existía.