Huevos Vs. Bombas

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Pensar que el pueblo colombiano no iba a reaccionar con la participación política de las Farc es insensato e ingenuo.

Pensar que Timochenko y sus muchachos se iban a pasear y participar en política, antes de rendir cuenta por sus delitos, sin que la gente se manifestara, no es más que una utopía de la paz a cualquier precio. Lo ocurrido en Armenia y Cali no es sino lo razonable. Es injustificable atacar de manera física a Timo y sus muchachos, así estos sean, como lo son, la encarnación de Satanás en la tierra. No obstante, no es ningún delito arrojar huevos y decirles lo que son: asesinos y terroristas. Arrojar huevos y decir improperios no es comparable con los crímenes de lesa humanidad, ni de otros crímenes deleznables, como reclutamiento de menores, bombas contra la población civil, secuestros y violaciones, que estos forajidos cometieron contra la ciudadanía. Así, los ciudadanos inconformes se manifestaron, teniendo todo el derecho a hacerlo, mediante arengas, improperios y huevos.

¿Acaso qué esperaban los arquitectos del acuerdo de La Habana, tanto los de la guerrilla como los del Gobierno? Se cosecha lo que se siembra. De hecho, la siembra de La Habana no es sino una paz con impunidad. De mil maneras se le dijo al Gobierno. Incluso, hasta los ciudadanos dijeron NO. No obstante, el Gobierno, sin entender la idiosincrasia propia del pueblo colombiano, o tal vez importándole un bledo, decidió que las Farc hicieran política sin haber pagado por sus crímenes. Las Farc, con aires de triunfo, pero de manera torpe, presionaron por lo mismo.

Lo lograron. El problema está en que la falta de justicia y la impunidad generan más violencia. No es posible que las Farc sean partícipes de la fiesta democrática sin que antes paguen por sus crímenes. Ojalá que no pase a mayores; pero podría ocurrir un desastre. No faltaría un tercero, víctima de las Farc, al que le hayan secuestrado o asesinado a su familia, y tome la justicia en sus manos. Esto sería un desastre, consumado y pactado, desafortunadamente, en los mismos Acuerdos de La Habana. Ahora, como resultado de las arengas, improperios y huevos que, en algunos casos, de marera injustificable terminaron también en daños a vehículos y personas, las Farc se hacen las víctimas. No faltaba más. No es justificable que atenten contra la vida de Timo y sus secuaces, pero la responsabilidad de que las cosas se salgan de madre será al final de los mismos Arquitectos de la paz a cualquier precio: El Gobierno Santos y las Farc.

De todas maneras, el evento, en lugar de ser usado para aprender y corregir el rumbo, fue usado por las Farc para victimizarse y hacer política. Dicen que no hay garantías y que será difícil cambiar entonces las armas por los votos. Por eso suspendieron la campaña, la que sin duda reanudarán en unos días. La verdad, con campaña o sin campaña, ya tienen diez curules en el bolsillo y no va a ser posible que ganen ni una adicional. Tendrán que ser pragmáticos e inteligentes si quieren ganarse el corazón del electorado, lo cual no va con manifestaciones públicas políticas, antes de que pasen por el lente de la justicia, y con estratagemas de victimización, cuando ellos son los victimarios y cuando lo razonable es que los ciudadanos estén indignados y por ello lancen arengas, improperios y huevos contra Timo y sus muchachos.