Polarización ideológica extrema: El cáncer de la política nacional

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Luis Palencia Salas

Luis Palencia Salas

Columna: Opinión

e-mail: luiscarlospalenciasalas@gmail.com


La diversidad de pensamiento y opinión hace parte de la esencia que tenemos como seres humanos, y, por ende, es normal y necesario que nuestros semejantes difieran de nuestra perspectiva frente a determinado tema o circunstancia. Tal situación no sería un problema siempre y cuando las partes converjan a discernir en el marco del respeto y la tolerancia, la cual daría paso al enriquecimiento del debate a través de la complementariedad entre una posición y otras.

Uno de los campos de nuestra sociedad en los que se deberían implementar estos “códigos”, es sin duda en la política. Asimismo, la historia nos evidencia que, desde el origen de la política, han existido muchas tendencias a polarizarse en el aspecto político y es por ello encontrar situaciones bipolares y opuestas entre ellas en diferentes épocas y lugares del mundo tales como: liberalismo o conservatismo, federalismo o centralismo, izquierda o derecha, autoritarismo o libertarismo, … y así se podrían seguir nombrando diferentes situaciones en los que la sociedad tiende a tomar posición en cualquier espectro político, ya sea de manera moderada o radical.

Estas prácticas son normales y aceptadas socialmente hasta cierto punto, lo negativo y dañino se presenta cuando los actores de determinado debate político estigmatizan y señalan a aquellos que piensan diferente. Esta forma perversa de hacer política, termina dividiendo de manera visceral a la población y provocando así una fragmentación social entre los adeptos de un partido o candidato y los que apoyan al otro.

Este fenómeno es de sumo cuidado puesto que podría trascender a otras esferas no sólo del campo social, sino también en el aspecto económico, puesto que dicha polarización radical es un factor que cohíbe el crecimiento económico y el desarrollo gracias al debilitamiento de la cohesión social, provocada por la marcada diferencia de pensamiento entre una sociedad que históricamente ha estado inmersa en un ambiente de violencia, confrontaciones e intolerancia entre la misma población civil.

Por otro lado, algunos sectores políticos han alimentado de manera malintencionada y perversa este conflicto ideológico a través de la prensa y sobretodo en las redes sociales, cuyas publicaciones se difunden y proliferan de manera rápida y contundente provocando así una “guerra cibernética” que genera odios y rivalidades sectarizando al que piensa diferente.
De igual manera, Colombia no escapa de esta situación, es más, se ha vivido con mucha fuerza en nuestro país, a raíz de las anteriores contiendas electorales que se han dado en los últimos años. Debido a ello, es evidente apreciar una polarización marcada e infundada por el miedo o el temor (en muchos casos desproporcionados e irracionales) que por el trasfondo de las propuestas e ideales políticos.

En adición, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha expresado su preocupación por esta tendencia que se ha venido presentando en muchos países de América Latina, y precisamente este año habrá elecciones presidenciales en Costa Rica, Colombia, Paraguay, México, Brasil y Venezuela, y a causa de ello la entidad multilateral afirma: “La razón es que una sociedad dividida tiene más problemas para alcanzar objetivos comunes de progreso y aunque sus gobernantes se esfuerzan en generar consensos y políticas de largo plazo, estas no siempre se mantienen por los cambios de gobernantes que no pertenecen a su misma filiación política”.

Para finalizar, se puede inferir que los votantes tenemos una gran responsabilidad de hacer un buen ejercicio democrático, serio, consciente del momento histórico que vive nuestro país y controvertir las opiniones e ideales de manera mesurada y respetuosa, para lograr debates sanos que conduzcan a construir una mejor sociedad.
“Un hombre tiene libertad de elección en la medida en que es racional” Tomás de Aquino.