No hay verdadera voluntad de negociar

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Fui mi profesor de Introducción al Derecho en la Universidad Javeriana, y siempre ha sido un hombre de hablar pausado, que más que hablar susurra, con acento paisa moderado. Hombre ponderado y ecuánime, y uno de los colombianos a los que les cabe el país en la cabeza. Por esto no es de extrañar que Santos lo hubiera nombrado como jefe negociador del equipo del gobierno en las negociaciones con el ELN.

La renuncia de Juan Camilo Restrepo Salazar como jefe negociador, más allá de las excusas dadas, es un campanazo de alerta. No me convencen las razones personales aducidas por Juan Camilo porque sin duda es un patriota que colocaría la patria por encima de consideraciones personales. Mi lectura entre líneas es que Juan Camilo llegó a la conclusión de que esa negociación no va para ningún lado; y de ser este el caso, creo que estaría en lo correcto.

Cada cosa tiene su tiempo, y mi apreciación personal es que el ELN no tiene intenciones serias de negociar. Tomó un poco más de veinte años, desde las negociaciones de El Caguán, persuadir militarmente a las Farc de la necesidad de negociar. Con respecto al ELN creo estamos en la etapa de El Caguán; es decir, el ELN está utilizando las negociaciones como estrategia para ganar espacios en lo militar y territorial.

En el estado actual de cosas, el ELN no tiene ninguna motivación para negociar diferente a la expresada. De hecho, la motivación es en el sentido contrario. Están intentando apropiarse de los territorios abandonados por las Farc y a los cuales todavía no ha llegado el estado, y del negocio de la coca. Han visto que la negociación con las Farc en su fase de implementación no va por muy buen camino, entonces ¿por qué querrían exponerse a la misma suerte?

Desafortunadamente, la implementación de la paz con las Farc, se diseñó con una filosofía asistencialista, y esto es en gran parte la razón de la crisis. Los ahora exguerrilleros en vez de preguntarse qué puedo hacer yo por mi país, exigen que el país haga por ellos. La mayoría no está interesada en construir país sino en dadivas estatales. Tal vez convencidos de que al no delinquir más, están construyendo país. ¡Vaya chantaje!

El inicio de negociación con el ELN fue apresurado porque todavía les hace falta su Seguridad Democrática. Todavía necesitan mucho más garrote para después mostrarles la zanahoria. El gobierno debe levantarse de la mesa ya y dedicarse a crear las condiciones para que el ELN quiera negociar. El primer paso es control efectivo de las áreas antes controladas por las Farc y una estrategia militar devastadora contra el ELN, principalmente contra los líderes de esa organización. El cese al fuego bilateral fue una enorme equivocación, y la masacre de 13 personas en la vereda Pueblo Nuevo de Magüi Payán, Nariño, así lo demuestra.

El afán de Santos de pasar a la historia como el hombre que logró la paz en Colombia no puede dejarnos con procesos medio cocinados y totalmente fracasados. Creo que todavía hay mucho aprendizaje que hacer con lo de La Habana. Todavía no hemos asimilado debidamente los desaciertos de este proceso para ahora querer hacer otro. Cierto es que en Colombia nunca se había intentado una negociación tan compleja, y quizás no se dé otra en mucho tiempo, pero la eventual y exitosa negociación con el ELN será compleja también.

En fin, la salida de Juan Camilo es un mal augurio. Es muy probable que Santos termine su mandato sin haber concluido la negociación con el ELN, y el próximo presidente de Colombia tendrá que tomar la decisión de continuar o no sentado a la mesa de negociación. Si el presidente es de centro derecha, probablemente se levante de la mesa, por todas las razones expresadas. Si es del otro espectro, probablemente continúe dejándose tomar del pelo por el ELN con la negociación de mentirillas. Por todo lo que está en juego, no es una afirmación ligera decir que las elección presidencial del 2018 será la elección más importante de los últimos 60 años.
Las Farc tenían voluntad de paz y el ELN no. Esta es la diferencia.