El voto nuestro poder

Columnas de Opinión
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El nuestro, es un país indiferente a la democracia, el compromiso electoral de los ciudadanos con capacidad de ejercer el voto es minúsculo. Somos apasionados y reactivos ante las problemáticas sociales, manifestamos nuestros inconformismos a través de las redes sociales, en marchas y protestas, muchas veces violentas, pero al momento de ir a depositar nuestra voz en las urnas, nos abstenemos o nos vendemos.

Esta situación no es nueva, la indolente abstención electoral no es el único mal que aqueja a nuestro sistema democrático, la vergonzosa corrupción, también es otra de las protagonista en nuestros sufragios. Será por esto, que a algunos les quedó más fácil empuñar las armas para utilizar la cobarde violencia y heredarnos canceres peores que los que pretendían exorcizar.

Esos mismos violentos que utilizaron el terror como medio para imponer su ideología, pretenden, ahora, llegar al poder por medio de la elección popular. Después de su fracaso en la lucha armada, quieren aparecer como redentores, con una sonrisa fría que cubre la impunidad. Este es el país de las cosas insólitas, donde los terroristas se lanzan a elecciones presidenciales sin pagar un solo día de cárcel por los crímenes cometidos.

Ante este escenario, el pueblo tiene un poder superior, el voto. Este es la principal arma que tenemos para impedirles a los criminales que nos gobiernen. Ojala la decepción de la clase política tradicional no nos lleve a elegir a los terroristas como honorables gobernantes. Es hora que el soberano se manifieste en forma contundente, dando un no rotundo, tanto a los corruptos como a los criminales.

La cuestión es de conciencia, pertenencia y credibilidad. La primera, permanecerá inerte mientras no le apliquemos la vacuna de la educación; la segunda, la despertamos con sistemas plurales de inclusión y participación social; y para garantizar la tercera, no solo debemos erradicar el cáncer de la corrupción, también, es necesario crear mecanismos electorales efectivos y transparentes.
No podemos determinar con exactitud que es peor. El que se abstiene y guarda complacientemente silencio, o el que vende su conciencia para calmar el hambre de un día y soportar la ruina de un largo periodo de gobierno. Lo realmente importante, para las próximas elecciones, es utilizar el voto a conciencia para desechar lo cancerígeno de la política que nos gobierna.

Son dos retos que se avecinan en las próximas elecciones, demostrarles a los terroristas que no olvidamos sus crímenes. Así mismo, manifestarle a los corruptos que no estamos dispuestos a vender nuestra conciencia para seguir viviendo en la miseria. ¡Es hora de despertar pueblo!