Cuando el lector opina

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El uso de la libertad siempre llevará consigo el inherente peligro de ser usada mal. Sin embargo, vale la pena vivir con ese peligro e incluso vivir con las consecuencias nefastas de un equivocado ejercicio de esa sagrada libertad, en aras de preservar el derecho a la libertad.

El advenimiento de la Internet le ha dado un nuevo sentido a ese derecho de libertad, especialmente, en las oportunidades que le da a los ciudadanos para expresar sus opiniones en las versiones digitales de los diarios y revistas.

Creo que los diarios y revistas al permitir la posibilidad de comentarios para los lectores, siempre tuvieron en mente un espacio para que el ciudadano común, participara inteligente y educadamente en la creación del contenido; es decir, que de cierta forma por medio del debate de ideas, y aceptando la diversidad de las mismas, el producto final fuera muy enriquecedor.

La experiencia, al recorrer la sección de comentarios de los diarios y revistas colombianas, dista del ideal que se tuvo en mente al permitirlos. Los comentarios de muchos, si no la mayoría, de los lectores son ofensivos, vulgares y de una gran pobreza intelectual y emocional. Si tuviéramos que hacer una radiografía del país con base en los comentarios que se leen, esa radiografía sería muy desalentadora porque muestran un país lleno de odio y violencia.

Las víctimas preferidas de "estas barras bravas" son los columnistas de opinión, quienes reciben muchos insultos porque si y porque no. De hecho, algunos columnistas prestigiosos han optado por pedir a sus casas editoriales que deshabiliten la función de comentarios, imagino yo que mortificados por la avalancha de ataques irrespetuosos. Esto es una decisión personal de cada columnista y en ello no opino.

Al igual que muchos compañeros, yo también he recibido comentarios fuera de lugar e insultos. En lo personal, no me dejo perturbar por estos comentarios porque en nada desdicen, refutan o complementan lo que planteo. Una ofensa personal, generalmente lanzada desde el anonimato, difícilmente merece ser tomada en cuenta, y por esto es mejor ignorarlas.

Los columnistas, no pretenden ser detentadores de verdades absolutas sino que simplemente intentan presentar una visión sustentada sobre un tema, y que pretende enriquecer al lector, la comparta o no. La opinión persigue en poner a pensar al lector, y es por eso el opinador espera que los comentarios correspondan a esa única intención, y que como resultado, se genere un intercambio de ideas y no uno de ideas por infamias e insultos.

Mi posición al respecto, es que a pesar de los sinsabores que pueda traer la sección de comentarios, a pesar de los insultos y agravios, prefiero que los lectores tengan la oportunidad de expresarse a que no la tengan.

Pienso, que a veces vale la pena soportar todo lo malo, por tener la posibilidad de leer aquel comentario inteligente y enriquecedor de aquel lector juicioso que realmente quiere construir y no destruir. Vale la pena la espera. Pienso que incluso, muchos de aquellos insultos y comentarios soeces, nos permiten tomarle al pulso al país que vivimos, de la misma forma que lo hace la madre al escuchar el llanto de su hijo, o el siquiatra al escuchar las incoherencias de un paciente.

Albergo la convicción de que aquel que se expresa de forma tan ofensiva, simplemente está expresando un dolor o un odio muy grande que lleva por dentro y que desafortunadamente no ha encontrado los mecanismos para lidiar con esos sentimientos destructivos, y por tanto sigue haciéndose daño a sí mismo.

Lo expresado hasta el momento, lo motiva a la eliminación de la sección de comentarios de la versión digital del diario EL INFORMADOR. No sé con certeza si la decisión de suprimir la sección de comentarios obedece a lo expresado aquí o a otra motivación. Pero la idea es que si obedece a lo comentado aquí, quizás mirándolo desde otra perspectiva, encontremos una justificación para volver a permitir los comentarios de los lectores, a sabiendas de los riesgos que representa.

También lo expresado, es una reflexión para los lectores para que seamos más constructivos en nuestros comentarios y apreciaciones y para que valoremos la posibilidad que se nos da de poder expresarnos en algo aparentemente tan trivial como una sección de comentarios. Realmente, esta es una oportunidad para construir país.