Refranero político

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


Un ejemplo: la candidatura de Vargas Lleras. Al contrario de lo que él esperaba, sufrió un duro revés, al tratar de encender la hoguera sin evitar que se le chamuscara el rabo. Ahí va el primero: “el que tiene rabo de paja no se acerca a la candela”. Quiso anticiparse y neutralizar los efectos que le ocasionaría el agua sucia que derramarían sobre él sus adversarios Claudia López y Robledo. Pero no le alcanzó, porque creo que como candidato de la oligarquía bogotana el señor Germán parece que no va más. Por ambicioso y desmedido, se quedó sin Santos, sin Uribe y sin poder  ser el indiscutido líder del centro como opción política. O sea, como decía mi abuela, “se quedó sin hacha, calabaza y miel”. Pobre. 


Sus huestes obsecuentes, como el “peor ciego que no quiere ver” aún lo siguen hasta su última morada, esperanzadas en que se reposicione; tal vez seduciendo a quienes se descuelguen de los partidos Liberal, U y Conservador o que no encuentren acomodo en las listas de “los suyos” o tengan con él algún pendiente por pronto pago. Dudo que la suma de esas pequeñeces le alcance para pasar a la segunda vuelta. A menos que, como en las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018, se la juegue a esperar los resultados de los otros partidos en la contienda, recordándole que “el que la sigue la consigue” o más bien: “el que la hace la paga”.

De esta manera, diría que “fue por lana y salió trasquilado”. Quiso mostrarse como el adalid de la lucha contra la corrupción, mostrando sus “pulcras objeciones” contra los Acuerdos de La Habana, contra la Justicia Especial de Paz, contra el proceso y a favor de lo que ÉL en persona hizo para fortalecer desde las entrañas del gobierno -como consejero, como ministro y como vicepresidente- la gestión del Presidente Santos y, “el tiro le salió por la culata”, pues su posición sirvió de gancho para que se le pegaran los malos y los peores, todos los que creen que el caos es el mejor caldo para el cultivo de sus fechorías y el “tape y tape”, acogiéndolos con los brazos abiertos por aquello de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”.     

Es posible, me dice un gran amigo, que el candidato de esa oligarquía aún no ha salido a la palestra y es posible que tampoco lo haya hecho el futuro presidente de Colombia, a pesar de la treintena de postulados. Yo comparto lo de “no hay más Vargas para los cacaos”. Pero, como dicen por ahí: “mientras haya vida hay esperanza”; lo de que todavía no se ve, ni siquiera borrosa, la imagen de quien dirigirá los destinos de Colombia no, porque hay materia prima que amalgamar, para lograr un mandato justo, serio y responsable, con inteligencia, compromiso, visión, disposición, osadía y confianza suficientes para seducir a quienes no nos dejamos comprar con pasteles y vino dulce, porque es sabido que “quien a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija”.

Si que lo hay y llegará la “voz del pueblo, que es la voz del cielo” a poner orden en casa, para que el ejercicio de la política sea patrimonio de todos, decisión de todos y derecho de todos. Para finalizar y no destapar una carta solo me resta decir que al momento de escoger presidente no se olviden que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, el refrán que más le gustaba a mi compadre Eduardo.