Un homenaje a nuestros símbolos patrios

Columnas de Opinión
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Lo distintivo de una nación, sin lugar a duda, son sus símbolos patrios. Ellos representan el sentir de un pueblo, sus riquezas, sus valores y hasta sus luchas; llevan la impronta del sentimiento más sagrado de un país. Su patriotismo.


Pero a veces, los olvidamos con facilidad. Aun peor, los condenamos a la extinción. Dichosas las generaciones que han podido contemplar el vuelo majestuoso del cóndor de los andes, ver florecer la orquídea de extraordinaria belleza; y observar en campo abierto la imponente verticalidad de la palma de cera. 

Quizás, a muchos les parezca insignificante recordar estos elementos representativos de nuestro país. A otros, les puede parecer suficiente escuchar la primera estrofa del himno nacional en un partido de futbol, o ver izada nuestra bandera el 20 de julio. Pero, ojala sean más los que conocen el coro y las once estrofas de la obra de Rafael Núñez y Oreste Sindici  y la cantan con todas las fuerzas colocando la mano en el pecho; los que no solo sacan la tricolor un día al año, sino que la lleven consigo en su diario trasegar.

Esto, dice mucho del tipo de ciudadanos que somos, de cuanto amamos a nuestra patria y del tipo de tesoro que estamos dispuestos a dejarle a las generaciones venideras. Como un colombiano más, que ama a su país, quiero hacer un llamado a lo más profundo de la consciencia de cada uno de nosotros, para que con nuestro invencible amor a la patria, propendamos por la conservación de nuestros símbolos patrios.

Las diferencias entre la izquierda y la derecha nos han llevado a una polarización. Sumado a esto, la crisis de credibilidad que enfrentan algunas instituciones del Estado y la clase política de nuestro país, nos hacen descuidar este aspecto importante dentro de nuestros deberes como ciudadanos. Por encima de todo esto, debe estar el amor a la patria. La mejor forma de demostrarlo, no es creando conflictos, todo lo contrario, es honrando lo que nos identifica como nación, nuestro símbolos patrios.

No sería justo para las nuevas generaciones, tener que contemplar el ave, la flor y el árbol, símbolos de nuestra nacional, en fotografías. O tener que lamentar, que algún día fuimos ricos en esmeraldas, flora y fauna; que mitigábamos la inclemencia del sol con un sombrero hecho en cañaflecha y que por nuestros bosques paseaba un particular animal llamado oso de anteojos.

Nuestro orgullo de ser colombiano debe irradiar permanentemente, en cada una de nuestras actividades. Las justas deportivas, los eventos cívicos y culturales, entre otros espectáculos, son momentos oportunos para entonar desde lo más profundo de nuestro corazón el himno nacional y ondear con fuerza nuestra bandera. Pero no hay que esperar un memento en particular, todos los días son buenos para honrar a nuestra patria con nuestras acciones. Siendo mejores ciudadanos hacemos grande nuestro país.

Que sea este el momento para tomar conciencia. Que nuestro furor se extienda más allá de un partido de nuestra selección o una carrera de ciclismo. Nuestra patria debe permanecer perpetua, representada en los símbolos que nos identifican. Este, es un compromiso de cada uno de nosotros, honrar y demostrar que somos hijos de una tierra sin igual. Nuestra amada Colombia la grande.