Todos lo matamos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro Padilla Racines

Alvaro Padilla Racines

Columna: Opinión

e-mail: derechopadilla@gmail.com

Twitter: @varitocharpure


La ciudad aún no sale del aparente asombro que causó la tortura y asesinato de un hombre honrado que en confusos hechos terminó a manos de un grupo de drogados gavilleros, quienes ante la mirada cómplice de sus vecinos, se dieron una faena de muerte y humillación humana.


El hecho contó con un público abrumador, atento a cada segundo de vida que le quedaba a la víctima, muchos grabaron paso a paso todas las escenas de peñones y puñales en contra de la humanidad del indefenso que ni aliento de auxilio alcanzó a dar.

A ellos gracias damos porque al menos esas imágenes serán la prueba reina del grado de violencia innecesaria que vivió la víctima, aunque también será evidencia del éxtasis y morbo que causa ver como un ser humano acaba con otro.

De los que posan como hábiles perros callejeros asestando puñaladas, insultos y piedrazos a quién con brazos abajo no pudo cubrirse, dijo la Policía ser de una banda con un nombre y con unos integrantes, lo que da a entender que la Policía sabe quién es quién en nuestras calles, y solo cuando aparece la barbarie, las capturas son la respuesta.

También se esparció el rumor que la ambulancia tardó mucho, cosa que es mentira, puesto que solo hasta cuando los vecinos entendieron la magnitud de lo ocurrido, se dignaron a llamar a las autoridades, mientras grabaron al detalle cada toma y dame de la faena.

Más allá de las lamentaciones, está la cruel realidad de los barrios populares de la ciudad. Hay cientos de esquinas con jóvenes haciendo grupos para experimentar el creciente poder, expendio y consumo de drogas, muchas veces asociado a la atractiva manera de sentirse parte de algo frente a los demás. Los que asesinaron al valeroso vigilante, antes lo habían atracado y nadie hizo nada.

De alguna manera todos lo matamos, tanto los que hoy son perseguidos y juzgados por la justicia, como por quienes de testigos directos no hicieron nada por impedir que le cegaran la vida a un ser humano, como también por las autoridades de oficina que hacen nada por una ciudad en la cual aún falta hacer de todo.

Hoy la ciudad ha priorizado el cemento, las obras y los bolivarianos, uno esperaría que ese mismo liderazgo se enfocara luego en la construcción de un verdadero tejido social, con valores ciudadanos de identidad samaria y respeto por la vida, cosa que a todos nos faltaron a la hora de permitir el asesinato del bueno en manos de los malos.