Santos Vs. Uribe, ahora sí

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El año pasado, dos semanas después de la primera vuelta para elegir al primer mandatario, escribí una columna para esta casa editorial denominada "¿Santos Vs. Uribe o más de lo mismo?", en la cual planteaba varios temas que con el tiempo se han venido dando sin mayores sorpresas o misterios.

Se proyectaban entonces las sombras de serias fricciones entre el entrante y saliente mandatario, más allá de las formas guardadas ante sus seguidores.

No había que apelar a dotes adivinatorias para entender que Santos no seguiría la línea trazada por Uribe y, dado el talente tan opuesto de ambos, políticos de raza, los enfrentamientos vendrían más temprano que tarde.

Era sabido que el primer candidato del entonces primer mandatario era él mismo; tumbada la aspiración de la segunda reelección, el candidato "in péctore" de Uribe era Andrés Felipe Arias, derrotado en la consulta interna del conservatismo; finalmente, dentro del gobierno, que no el uribismo, para enfrentar los comicios sólo emergía la figura del ministro, quien causaba escozor y preocupación dentro de las huestes presidenciales.

Confirmada la elección de Juan Manuel, Uribe trazó unas líneas políticas que denominó "los tres huevitos", dejados al cuidado de aquel sin mayor convicción. Las escaramuzas iníciales surgieron desde las nominaciones de Juan Camilo Restrepo al Ministerio de Agricultura y de Germán Vargas Lleras al del Interior y Justicia; siguieron temas más críticos como el acercamiento de Santos a las Cortes, el cambio de terna para elección del fiscal (asunto de honor para el uribismo), el restablecimiento de las relaciones con Venezuela, el regreso al equilibrio de los poderes públicos, el gobierno de puertas abiertas a los partidos políticos importantes, la creación de los ministerios suprimidos y un largo etcétera de temas de mayor o menor importancia que eran cuestionados duramente por los alfiles uribistas en los medios masivos mientras saliente y entrante tenían en público tratamientos de respeto y mutuos elogios; no obstante, en los mentideros políticos ya se hablaba de serias grietas en esa relación.

Las gotas que rebosaron la copa surgen de la extradición a Venezuela del narcotraficante Walid Mackled, el cambio de nombre del programa Agro Ingreso Seguro por el de Desarrollo Rural con Equidad el mismo día en que se conocían las primeras determinaciones de la Fiscalía por este caso, y la afirmación de Santos de que no hay más campamentos de las Farc en Venezuela.

¡Quién dijo miedo! Las redes sociales fueron el escenario de masivos ataques al presidente Santos, con el mismo Uribe comandando el frente de la batalla emprendida por sus áulicos.

Santos, elegantemente, dijo que como ex presidente estará dictando clases y no molestando a los presidentes de turno. Las aguas se agitaron de manera terrible y ya se escuchan voces del sanedrín uribista manifestando arrepentimiento por la elección de Santos. El ex comisionado de Paz ha sido más directo: afirma que Santos quiere borrar del mapa político al uribismo, y lanzó una frase tan contundente como desafiante: "El uribismo ganó las elecciones y perdió el gobierno".

Es fácil prever que el siguiente escenario de combate será el Congreso de la República: ataques directos a los proyectos de ley del bando contrario, realineamientos políticos y alianzas electorales, puja por plazas importantes en el mapa electoral, así como pronunciamientos en plazas públicas y medios denigrando del opositor.

Los medios masivos dependientes tendrán que decidir hacia donde apuntan sus plumas y antenas. Será una lucha interesante en la que tirios y troyanos desplegarán sus mejores estrategias, los unos en busca del poder perdido y los otros, para mantener sus actos refrescantes después de ocho años de asfixia política unanimista y belicosa.

Apostilla: Algunos padres de la patria caen en ridículos mayores sólo por mostrar públicamente una gestión que no hacen al interior de su recinto natural. Ahora un inefable congresista propone prohibir el reggetón porque, según él, incita al consumo de drogas: algo así como el manido cuento del sofá de los infieles.

A este personaje le podemos recomendar más bien que desde el Congreso trabaje en beneficio de la comunidad escolar expuesta no sólo al consumo de sustancias sicoactivas sino también a problemas tan graves como este o peores, a través de las políticas de promoción y prevención que están disponibles en los entes nacionales y territoriales para conocimiento y aplicación, pero con acciones de peso, seriedad y contundencia.