Visión realista de ciudad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Este proceso lo iniciamos cuando elegimos con honestidad lo mejor para la ciudad; nos impulsamos por convicción y férrea decisión hacia la proyección de objetivos claros y precisos, donde el ejemplo de disciplina, formación, esfuerzo y superación se constituyen en elementos fundamentales para materializar cualquier realidad.


Debemos dejar en el olvido el atraso de ciudad que vivimos o nos inducen a vivir en la actualidad; sin  tener en cuenta amagos de progreso, pura ilusión. Este es un voto libre, voluntario y espontaneo que puede ayudar a conquistar nuevos espacios en beneficio de todos; los requisitos que se exigen son: honestidad, preparación, capacidad, gestión de trabajo y servicio; este cumplimiento debe analizarse a la luz de la autenticidad; en otras palabras una ética que refuercen la legitimidad.

Si bien es cierto que las grandes ciudades pujantes y desarrolladas, cuentan con un gobierno ético y responsable en el campo social; también lo es y muy real que el ciudadano debe colaborar al máximo, como lo señala nuestra carta magna en el artículo 95: Ser Colombiano enaltece. Entre todos podemos desear, crear, organizar un gobierno bajo una visión ciudadana con unidad y cohesión que busque unir esfuerzos para ayudar al desarrollo. La idea parte de la necesidad de pensar y actuar sobre la proyección y  desarrollo de  región. El país necesita de manera urgente la construcción de una sociedad justa, equitativa, solidaría y educada; es esta una misión de compromiso, de avance, de trabajo continuo y excelente, focalizado a construir país; estructurar una posición cimentada en la visión de un verdadero cambio que nos rodee a todos. Bajo estas circunstancias acogemos y abrazamos la participación ciudadana desde un principio solidario y bajo métodos constructivos sin tener que engañar a nadie. Mediante el deseo de visión realista de ciudad y de construir país, asumimos un dictamen que revierta los pronósticos que son adversos. Es la sociedad direccionada  a nuevas realidades, a verdades de orientación, a liderazgos determinantes para la construcción de innovadoras representaciones y sobre todo las necesidades como motivos que generen propósitos de cambio, de explorar la opción para la implementación de soluciones. De esta manera se podrá generar una nueva ciudad, un nuevo país, sustentado en justicia social y democracia real, veraz; ello como instrumentos de universalización de derechos.

En cualquier ciudad del país y del mundo es trascendental establecer los fundamentos de una estrategia de manejo,  acorde a la realidad político-administrativa de la sociedad. Un buen ciudadano dedica tiempo, esfuerzo, ilusión y vida a la gestión de desarrollo; jamás debe abstraerse de ese compromiso; antes por el contrario debe aportar valores y conocimientos, menos conformismo y brindar sus saberes en pro al crecimiento, a la prosperidad, desarrollo y esperanza.

Al gobierno entonces corresponde hacer un filtro correctivo; con una veeduría fortalecida como herramienta en la toma de decisiones; esto debe ser una realidad completa de cada coyuntura de necesidades que reafirmen el carácter civilista; es un ejemplo de compromiso con los desafíos del desarrollo que debe ir desde el descontento a la ilusión y de la frustración a la esperanza.

El buen ciudadano está forjado con esfuerzo, disciplina, coraje y superación; es un servidor social pendiente en todo instante del andamiaje político-administrativo; es un guerrero combativo,  en su mente vibra el claro ejemplo de luchador,  inquieto y colaborador. En su razón de ser palpita el vivo propósito de servir a sus conciudadanos.