Cuatro corregimientos distintos, llenos de magia, historia y belleza. Cada uno con matices diferentes, leyendas interesantes, personajes valiosos, intereses heterogéneos, años de estancia, descendencia indígena y que tienen en común, que pertenecen a una sola ciudad y esa es nuestra Santa Marta.
Mamatoco: Célebre por sus fiestas de San Agatón, tan bien hechas, tan bien organizadas. Su hermosa iglesia es monumento nacional. Allí mismo se encuentra el cementerio Jardines de Paz, lugar donde están nuestros seres queridos que ya han partido. A pocos minutos también se encuentra la afamada Quinta de San Pedro Alejandrino.
Taganga: Es un lugar deslumbrante, único. Sus playas y paisajes sirven de aposento a antropólogos, sociólogos, periodistas, gente de la farándula y sobre todo extranjeros, muchos extranjeros que admiran a su gente y su pasado histórico. Muchos tagangueros han encontrado en los foráneos su nido de amor. Playa Grande es la más visitada de sus lugares. El servicio de discoteca es muy bueno.
Bonda: ¡Oh bella Bonda! Bello su río, fresco su clima, de agradable paisaje, amable su gente. Que entretención cuando uno llega a bañarse en sus frías aguas, y que rico es tumbar mangos pa comerlos con sal. Que esplendida naturaleza. Lugar escogido por los samarios para pasar la resaca acompañado de un buen sancocho después de todo un día de rumba.
Desde luego cuatro lugares, abandonados. Con privaciones en servicio públicos. Con muchos de sus habitantes con necesidades básicas insatisfechas e ignorados por muchos samarios que desconocen su riqueza histórica, cultural y ambiental.