Andrés, el sembrador

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Algunas veces sucede, que el que recoge la cosecha no es el mismo que sembró. También suele suceder, y con bastante frecuencia, que el que se lleva los aplausos es quien recogió y no quien sembró.

Por esto, he pensado muchas veces sobre que tan justos hemos sido los colombianos con Andrés Pastrana, y si realmente le hemos reconocido lo que se merece. Dice Pastrana, que Uribe le debe sus éxitos militares y los efectos derivados de una mejor seguridad; pero hasta ahora Uribe no ha hecho, por lo menos de forma explícita, ese reconocimiento.


A sabiendas de que me voy a meter en camisa de once varas, quiero valorar los reclamos de Pastrana para ver si son justos o no.

Echando hacia atrás la película de la historia, recordemos que Andrés Pastrana llega a la Presidencia después del cuestionado gobierno Samper, y que le tocó un país quebrado y ya doblegado por lo que en ese entonces parecía una inminente toma del poder por parte de la guerrilla. Recibió un país, que en el frente de la seguridad pública, estaba arrodillado ante los factores de violencia de izquierda, de derecha y de delincuencia común.

Esta posición, y sentimiento, de debilidad del Estado y de la sociedad en general, llevó a que los colombianos en su mayoría optaran y votaran por una agenda de salida negociada al conflicto. Esta fue la consigna que llevó a Andrés Pastrana a la Presidencia. El miedo nos llevó a querer negociar con el mayor y más antiguo factor perturbador del Estado colombiano: las Farc.

La pregunta es ¿Por qué si los colombianos le dimos un mandato de paz a Pastrana, el que él lo hubiera cumplido hasta las últimas consecuencias, lo convierte en un villano? Y aún más relevante, ¿qué tan importante fue lo que hizo Pastrana para el país?

Desde mi perspectiva, creo que el país y la comunidad internacional abrieron los ojos a los juegos de guerra y a la hipocresía de las Farc frente a un proceso en el que el gobierno fue un actor sincero e inequívoco. A nadie en el mundo le quedó duda de que el gobierno Pastrana jugó limpio y que las Farc no. Aún más, la verdadera identidad de las Farc como terroristas y el mayor cartel de drogas del mundo quedó en evidencia.

En la lógica de la negociación, las Farc entendieron, que el hecho de que el Estado colombiano se hubiera sentado a negociar, era un reconocimiento tácito de la debilidad para derrotarlos. Y esa misma negociación, le daba a las Farc un as bajo la manga: o llegaban al poder por esa vía negociada o por la vía militar en su defecto. Era una estrategia ganadora por punta y punta.

Creo que el Estado también entendió que lo pensado por las Farc tenía bastante sustento, y por eso, siendo sincero y honesto en su intención de ponerle fin al baño de sangre fratricida de forma negociada, optó al mismo tiempo por fortalecer a nuestras fuerzas militares para un eventual fracaso de la negociación, como en realidad sucedió. De aquí surge el Plan Colombia y el inicio de la profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas.

No creo equivocarme al decir, que el Plan Colombia fue el punto de quiebre que cambió el balance de fuerzas en esta guerra insensata. Y creo no equivocarme al afirmar, que el único colombiano que tenía las condiciones para obtener esa ayuda era Andrés Pastrana. Dicho de otra forma, dudo mucho que los Estados Unidos hubieran dado ese apoyo de haberlo pedido Uribe. A mucha gente le molesta esto, pero el mejor diplomático que tiene Colombia, y de lejos, es Andrés Pastrana.

Abro un paréntesis para anotar, que si Uribe hubiera dejado a Andrés Pastrana de embajador en Washington, hace mucho rato tendríamos TLC. A Uribe solo, no se lo iban a firmar porque allá si saben quién es el señor Uribe. El flamante ex mandatario cometió un error de juicio garrafal al equiparar en importancia para el país la liberación de Ingrid Betancourt y el TLC con Estados Unidos. En otras palabras, el nombramiento de Samper fue una monumental embarrada, sin justificación alguna. Cierro paréntesis.

Lo "sembrado" por Pastrana fue muy importante para la Colombia que tenemos hoy: le quitó la máscara a la guerrilla, cambió el sentimiento nacional con respecto a la salida negociada al conflicto, obtuvo la ayuda militar de los Estados Unidos, y estructuró lo que serían unas nuevas fuerzas armadas con capacidad operativa y disuasoria.

Esto sólo para comentar los logros en el campo de la seguridad pública, que son los que Uribe reclama como propios; y los que el país le reconoce, sin darse cuenta, que efectivamente Pastrana tiene razón, el fue el sembrador, y Uribe sólo recogió la cosecha. Nadie sabe para quién trabaja.

Gracias a la honestidad con que Pastrana manejó las negociaciones, el señor Uribe tuvo un apoyo incondicional por parte de la mayoría de los colombianos para llevar la acción militar hasta las últimas consecuencias. La salida negociada en la mente de la mayoría de los colombianos, dejó de ser una opción viable, o por lo menos no una en la que el Estado llegue en posición de debilidad percibida a la mesa de negociación, como sucedió en la era Pastrana.

Pienso que le debemos mucho a Andrés Pastrana y que hemos sido ingratos con él. No sé si en un país tan apasionado como Colombia, de grandes odios y grandes amores, algún día los colombianos cambiemos nuestra percepción sobre la presidencia de Andrés Pastrana. Creo que sería injusto que pasara a la historia sin el reconocimiento que se merece, y que de pronto le toque conformarse en vida, sólo con la satisfacción interior de haber hecho las cosas bien, y nada más. Así es la vida.