Agenda política para el 2018

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Ahora que las Farc entregaron sus armas, o las “dejaron” en unos contenedores, gana y cobra mucha relevancia la agenda política que se debatirá en las elecciones de 2018. Diferentes actores del mundo político y empresarial, y en general todos los ciudadanos, tienen ideas de lo que es importante y lo que les gustaría se debatiera por parte de los precandidatos y candidatos. Para algunos lo importante es la paz y su implementación. Para otros, la recuperación del estado de derecho.
Otros afirman que la economía y su manejo, en particular, el crecimiento económico y el empleo. Personajes del mundo político indican que la agenda la debe liderar la lucha contra la corrupción. Otros líderes indican que el debate importante es sobre la inclusión social, específicamente los temas de salud y de educación. En general, los líderes políticos buscan temas que sean “taquilleros”, donde ellos puedan poner la agenda y se puedan despegar del lote de precandidatos y candidatos. Dependiendo del color político, el asunto cobra más importancia sobre el estado de derecho, la seguridad o sobre políticas públicas de inversión en educación, salud o infraestructura. Los empresarios tienden a centrar su interés en temas eminentemente económicos, en particular el crecimiento económico, los impuestos y los gastos del Gobierno. Los líderes sociales, por otra parte, se preocupan más por asuntos de salud y educación. Los pensionados, o aquellos que están cerca de la pensión, les preocupa la sostenibilidad del sistema de pensiones, para que su mesada o pensión no vaya a ser disminuida. Ciertamente todos estos temas son importantes y para bien o para mal, todos ellos están íntimamente relacionados y enlazados entre sí. No obstante, para poder adelantar las agendas políticas, de cualquier color, se requieren recursos y el próximo Gobierno no los va a tener de manera abundante. El Gobierno Santos se gastó lo que pudo y empeñó hasta la camisa. Las vigencias futuras están disparadas. El festival minero-petrolero llegó a su fin, sin que tengamos ningún tipo de ahorro. Los compromisos del acuerdo de La Habana y el crecimiento desmedido de la burocracia y la inversión social mal dirigida presionan el presupuesto nacional de manera desmedida. En este sentido, me atrevo a decir que será la economía y su manejo el tema que liderará la agenda del 2018. No será posible hacer nada, de todo lo que quieren hacer los políticos bien intencionados, si no se cuenta con recursos. El desempleo se disparará si las empresas no producen e invierten.  Y si no hay empleo no hay consumo y si no hay consumo no hay expansión de la capacidad instalada y la economía no crecerá. La economía dicta y manda. Pero para que la economía esté saludable se requiere seguridad. En pretéritas épocas, la seguridad significaba la recuperación del territorio por parte del Estado y la neutralización de los grupos terroristas. En la actualidad, en los tiempos del “posconflicto”, la seguridad tiene un matiz un poco distinto. La seguridad está enraizada en la certeza del estado de derecho y en la seguridad jurídica para que los empresarios y la gente de bien trabajen con confianza. Por ello, la agenda política para el 2018 se centrará en una unión substancial, no separable, de seguridad y economía. No se tratará de temas “taquilleros” y de coyuntura, que políticos inescrupulosos quieran aprovechar. Claramente, la corrupción, la educación, las pensiones, y la salud son temas de importancia indiscutible. Pero los dos huevitos seguirán siendo sustancialmente los mismos.