El ecosistema institucional

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



Hace unos días, un amigo, exministro del Gobierno Santos, me envió un video sobre el parque Yellowstone en los EE.UU. No sé si lo envió por su contenido ambiental -de gran importancia y factura- o si, por el contrario, por el mensaje político que se puede extraer de dicho video.


El Parque Nacional de Yellowstone tiene 8.983 Kilómetros Cuadrados. El parque contiene una riqueza natural sin parangón, típica de la zona norte de las montañas rocosas. El parque, a pesar de ser una zona protegida, ha sufrido grandes daños ambientales. Los incendios forestales constantes han generado daños catastróficos, pero el parque ha sido capaz de regenerarse.

La desaparición del lobo de Yellowstone fue un daño ambiental de especial consideración, pues su consecuencia fue el deterioro de la flora y la fauna debido, principalmente, a las altas tasas de reproducción de grandes herbívoros (en especial ciervos). No obstante, en 1994, el lobo fue reintroducido en el parque y, ahí, es donde empieza el milagro. Los lobos empezaron a cazar a los ciervos, mermando su población.

El acoso constante de los lobos hizo que los ciervos dejaran de habitar las zonas bajas y, así, estas zonas experimentaron un aumento en su flora. Con el aumento de la flora, árboles y arbustos, llegaron frutos e insectos. Ello trajo enseguida una mejoría en la población de aves. Con los árboles, también llegaron castores, que construyeron represas.

Con los lagos artificiales llegaron roedores y reptiles. Los lobos pusieron en su sitio a los coyotes, que habían diezmado la población de conejos. Con los conejos y roedores llegaron o mejoraron en sus números zorros rojos, comadrejas, tejones y halcones e, incluso, la gran águila calva americana. Hasta se le atribuye a los lobos la estabilidad y permanencia de los ríos, debido a que al haber un equilibrio entre presas y depredadores, la erosión se detuvo y los causes se estrecharon.

Básicamente los lobos lograron equilibrar el ecosistema de Yellowstone o, dicho de otra forma, sin lobos el ecosistema no estaría en equilibrio; se arruinaría. Esta maravillosa historia de Yellowstone me obliga a pensar en las instituciones de Colombia. ¿Qué está pasando en este momento?  Claramente existe un desequilibrio institucional. El ecosistema institucional está siendo cambiado a pasos agigantados y de una manera que no comprendemos fácilmente. Estamos alterando las bases del acuerdo que tenemos como nación, traducidos en la Constitución Política y, a su principal elemento, la justicia (los lobos), la estamos dejando en el cuarto de San Alejo. Un país, una nación, sin justicia está llamado(a) a que se altere todo su sistema institucional (su ecosistema).

Las gentes (la fauna) dejarán de comportarse dentro de los parámetros razonables y aceptables, al incorporarse en su psique que ser pillo paga y, por ello, se disparará la delincuencia, la indisciplina y la intolerancia (ciervos en las zonas bajas). El incremento de la inseguridad tendrá como resultado la desinversión (erosión), pudiéndose generar altas tasas de desempleo. Así, la diversidad de empleos y especialidades se acabaría, obligando a las gentes a la migración (se reduce la fauna).

En síntesis, la justicia es la base fundamental de nuestro ecosistema institucional. Sin justicia no hay futuro y, es por eso, la insistencia en lo malos que son los acuerdos de La Habana. Otro amigo me dijo que si no era positivo no tener muertos y sangre y que si eso no era suficiente para justificar la paz.  Le dije que su argumento era claro y contundente, a simple vista, y que por supuesto no tener muertos y sangre era positivo. No obstante, una nación, un país y sus instituciones se nutren de valores y conceptos mucho más complejos, como una tela con miles de fibras.

Así, como reflexión final, el problema de la paz es como se diseñó, es cuántas fibras se van a alterar y a romper y cuánto costará dejar a un lado a la justicia, e incluso otros valores, lo cual podría derrumbar el ecosistema institucional colombiano, como la falta de lobos alteró para mal el ecosistema del parque Yellowstone.