El grado inversionista (II)

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Amilkar Acosta Medina

Amilkar Acosta Medina

Columna: Opinión

e-mail: amylkaracostamedina@gmail.com



Cabe preguntarse cuál es el significado y el alcance de haber recuperado el grado de inversión perdido para la economía colombiana. El ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, en medio de la euforia provocada por el inesperado anuncio, se apresuró a afirmar que ello "hace pensar que la economía nacional pueda crecer este año en un 6%", cuando la realidad es que para lograrlo se necesita mucho más que eso.

En esencia, la calificación por parte de estas firmas, muy desprestigiadas luego de su fiasco en la gran crisis global, sólo expresan su opinión sobre la capacidad y voluntad de un deudor, en este caso el Estado, para honrar sus obligaciones financieras con sus acreedores en tiempo, modo y lugar. Ellas al fin y al cabo actúan como las cancerberas de éstos. Nada más, pero tampoco nada menos!

La verdad sea dicha, como lo afirma la revista Dinero "en el mundo de hoy, el Grado de Inversión es un estándar para quienes aspiran a mantenerse en la mira de los inversionistas internacionales". Es más, como lo acota la misma publicación, "el costo del capital en países con Grado de Inversión es menor y esto se constituye en una variable crítica para las empresas que necesitan competir con rivales extranjeros".

Pero, claro, no todo es miel sobre hojuelas con el grado de inversión. Como lo señala Daniel Niño, director de Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia, "la mayor confianza que ahora tienen los inversionistas en el país podría aumentar la inversión extranjera de portafolio y eso quiere decir que entrarían más dólares que podrían presionar hacia una mayor revaluación del peso", agravando el fenómeno, larvado aún, de la enfermedad holandesa. Ello se convierte en un reto para el B de la R y para las autoridades económicas, toda vez que deberán implementar medidas tendientes a conjurarla.

Nada de esto cuenta para las calificadoras de riesgo, pues, como lo señala la columnista Helena Villamizar, "las políticas merecedoras del ´grado de inversión´ no son precisamente las que garantizan el pleno empleo, la transformación de las estructuras productivas, la riqueza nacional". Tampoco les importa mucho la mayor competitividad del país, ni el mayor crecimiento. Por ello, la obtención del grado inversionista es un hecho positivo, pero no tanto como para echar las campanas al vuelo!