Carta abierta a Humberto De La Calle

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

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Sentimientos de angustia y pesar me causa lo expresado por Usted recientemente, respecto a que los acuerdos se deben cumplir por “razones jurídicas, políticas y éticas” y que se debe defender “el Estado de derecho auténtico”.

Lo considero un gran político y jurista, pero estas apreciaciones suyas y el haber cruzado líneas rojas en la negociación van en contra de dicha consideración. La verdad sea dicha: da gusto leerlo y oírlo, con su seseo, sabio y profundo. No obstante, en todo este proceso ha usado su sapiencia y retórica para persuadirnos de lo injustificable. Para Usted parecería que la finalización de una “guerra” de 50 años lo justifica todo. Eso es lo que se infiere claramente de sus declaraciones y entrevistas, por cuanto la paz la percibe como un bien supremo, soportándose en un precepto constitucional que usted mismo distorsiona: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento para todos”. Así, su lógica parte de un axioma que necesariamente deviene en errores conceptuales que implican tergiversar el fin propio del Estado.

Por ello, parecería que para Usted nada más vale, nada más pesa, y una parte de la constitución, se vuelve más importante que el todo o que las demás partes, llegando así a la falsa conclusión de que el constituyente, sin consideraciones adicionales, dio una orden a las instituciones en Colombia para conseguir la paz. Con esta torcida conclusión, entonces, todo se justifica por la paz.

De esta manera, para Usted, al haberse alcanzado un acuerdo, firmado por el Gobierno y refrendado “popularmente” (lo cual es falso), el mismo se hizo por parte de todo el Estado y toda su implementación es válida jurídicamente, por lo cual además  no puede variarse, ni un ápice, ni su texto ni su implementación a su letra y espíritu. Políticamente, Usted lo justifica por cuanto es lo que se debe hacer para acabar la “guerra” de 50 años.

Para Usted es lo conveniente, es lo deseable, no importa cómo, no importan los medios, pero sí el fin; es la conclusión a la que se puede llegar de su diatriba contra el verdadero fin del Estado y la voluntad popular. No se puede estar más en desacuerdo con lo que Usted dice. Jurídicamente, la constitución incluye mucho más que su falso axioma distorsionado de que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento para todos”. El Estado es mucho más que ello, y no puede ser la tolerancia y la condescendencia al terrorismo en procura de la paz y la reconciliación. El Estado existe por el interés común de defensa de la vida, honra y bienes. El Estado cumple su función a través del monopolio de las armas, llevando a los delincuentes a la cárcel y aplicando justicia, es decir dándole a cada cual lo que le corresponde.

Si para hacer la paz se premia y se les perdona todo a unos, el Estado falla en su deber. Si además se dan prebendas excesivas, que distorsionan la democracia, el Estado también falla en su deber. No, Señor De La Calle, la paz no lo justifica todo y no es el fin supremo del Estado, o de obligatorio cumplimiento para todos, capaz de opacar e imponerse a otros preceptos constitucionales o derechos y deberes. Desde el punto de vista ético, el Estado colombiano no firmó un acuerdo con las FARC. Lo firmó el Gobierno en contravención a lo indicado por el pueblo soberano. La perfidia la cometió el Gobierno del que hace Usted parte, pues nos hicieron pensar que si ganaba el “No” el acuerdo no existía, o se renegociaba en su esencia, y nuevamente tendríamos la oportunidad de decidir.

Los futuros gobiernos, por ello, no tienen ningún compromiso ético con lo que usted pactó o con los terroristas de las Farc, pues el acuerdo se hizo, a sabiendas, en contra de lo razonable y de lo querido por más de la mitad del país. Los demás poderes del Estado tampoco, pues cada uno tiene su role constitucional que un acuerdo como este no puede birlar. Lo verdaderamente ético es respetar a los otros poderes y la voluntad popular, cosa que el Gobierno no hizo y no hace. Lo políticamente correcto no es hacer lo que uno piensa es conveniente, por mejores intenciones e ideales que se tengan. Lo políticamente correcto es hacer lo que la Nación desea, lo cual en una votación pidió se hiciera.

Finalmente, ¿qué es el Estado de derecho auténtico? ¿Acaso lo que tenemos no es un Estado de derecho auténtico? ¿Será auténtico el Estado de derecho si y sólo si se cumple con el acuerdo y se hacen las transformaciones pactadas en La Habana, a pesar de que el grueso de los colombianos no está de acuerdo? No, Doctor De La Calle, el Estado de derecho auténtico es precisamente lo que muchos defendemos, y ahora el Gobierno y Usted quieren entregar con los acuerdos espurios de La Habana, en beneficio de unos pocos terroristas, entendiendo además que el ordenamiento jurídico y las transformaciones o cambios en el país se deben hacer  dentro de un marco institucional y democrático y no en concilios con terroristas, “Fast Track” o facultades presidenciales extraordinarias.