Colombia se Chocó

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Escrito por:

Alvaro Padilla Racines

Alvaro Padilla Racines

Columna: Opinión

e-mail: derechopadilla@gmail.com

Twitter: @varitocharpure


En nuestras redes sociales ha circulado cientos videos de los más de 40 días de manifestaciones del pueblo venezolano en contra de un Gobierno que no los escucha, situación que encaja perfectamente en el preámbulo de una temible guerra civil.
Sin embargo esos segundos de bombas lacrimógenas, robocots golpeando a ciudadanos, multitudes corriendo y arengas sobre justas causas, de repente y sin saberlo,  también se están dando en las calles de una siempre abandonada Chocó, de la malaventurada Buenaventura y en general en todo un Pacífico sumido en las pobrezas propias del olvido nacional.

Y el país, ese mismo que critica a pecho silvestrista las desgracias de otras latitudes y callan con sordera a vergonzante nuestros problemas, se ha chocado con la realidad de una región siempre apartada de las bondades del centro y segregado a las sobras del país.

Si estuviéramos en el juego del Quien quiere ser millonario y nos preguntaran sobre la situación venezolana, seriamos multimillonarios respondiendo con acierto sobre la escasez de alimentos, la falta de libertades políticas y del obvio fracaso del socialismo del siglo XXI. Pero si llegáramos a una ronda donde las preguntas por dinero fueran sobre lo que aqueja al Pacifico colombiano, ni el 50-50, ni la llamada a un amigo nos ayudaría, porque es evidente que poco sabemos sobre el narcotráfico de la zona, sus casas de pique, y que el agua potable es la sed constante del chocuano.

Lo que presenciamos es una inconformidad acumulada por décadas de políticas estatales diseñadas desde el centro, y no desde las necesidades de la periferia regional. En materia social el Pacífico hoy es muy violento, y sus únicos buenos indicadores son de la actividad portuaria de Buenaventura.

El Gobierno no puede en la OEA rechazar la violencia en las calles venezolanas y pedir diálogo, cuando aquí el Esmad es la única respuesta estatal al abandono de muchos años de esa región. Debe declararse la emergencia económica y social, priorizando el dialogo regional para el diseño practico de apuestas para sacar del hueco a los colombianos del pacifico.

El Chocó es una región de miserias olvidadas, y no precisamente por alguna lógica racista, sino por los descarados errores históricos con los cuales se les ha tratado en le agenda nacional. El país hoy está chocándose con su propia realidad venezolana, y es la de un pacífico marchando pacíficamente para que todos devolvamos la vista un rato hacía nuestros propios problemas, que no son pocos y si similares a los del vecino país.

Con la pena del caso nuestro premio Nobel de Paz poco o nada puede solucionar. Porque nadie puede curar en días los males institucionales de varias décadas, sin embargo preocupa que al igual que en el 2013 con el Paro Agrario, entre en la lógica de minimizar con desprecio la magnitud de los reclamos que los Chocuanos hacen, y peor aún, que al mejor estilo de Venezuela veamos día a día recrear esas escenas de multitudes pacificas siendo violentadas por gases, bolillos y rostros impotentes.

En la vida los choques son importantes, sirven para hacer una pausa del rumbo que se lleva y da la oportunidad para enderezarlo, nosotros como Nación nos chocamos con un Chocó indignado, con una Buenaventura atrasada y con un pacífico esperanzado en que su voz llena de lamentos, tendrá el aliento suficiente para reivindicar mejores tiempos para una zona que a pesar de su abandono, decidió nunca más abandonarse a sí misma.

Ñapita: La realidad es chocante, hay amplios sectores de la sociedad colombiana que están descontentos, y no serán posibles las soluciones si en el 2018 no se hacen buenas elecciones.


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