Turismo náutico: ¿quién dijo?

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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


“Si te dicen que te pares de cabeza, te paras de cabeza...”, decían las abuelas para mostrar la obsecuencia de la persona sin criterio, esa que se deja llevar por cualquiera que le “pinte pajaritos de colores en el aire”. Así son, qué casualidad, las autoridades locales que esperan que, desde el gobierno nacional, vengan a decirles cómo gestionar las situaciones en este territorio que dicen administrar. No se hace el más mínimo esfuerzo por diseñar políticas públicas propias, es decir: ajustadas a la realidad que como candidatos prometieron cambiar.

Hace una semana se realizó en Santa Marta el V Foro de Turismo Náutico y en ese marco, la viceministra de turismo Sandra Howard Taylor, reconoció que “para el Gobierno Nacional esta ciudad es privilegiada en el desarrollo de este segmento de la economía” y recordó además, la importancia del hecho de haber sido sede de tres eventos náuticos, como lo registrara El Informador del pasado jueves 30 de marzo. Es decir, al Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Desarrollo Económico, se le dio ahora por promover los destinos turísticos costeros e insulares como ejes de desarrollo social y económico del país por la vía más fácil, tratando de convencer a las autoridades distritales de las posibles bondades que les podría brindar esta alternativa.

Les está diciendo: vamos señores, a pararse de cabeza, porque la señora Howard y sus asesores consideran que si bien Santa Marta posee unas condiciones naturales que la posicionan como importante destino turístico de mar, sol y playa, aún no ha consolidado una oferta turística que la diferencie drásticamente de otros destinos de similares características o, posiblemente la tiene, pero es muy débil y no se destaca. En ambos casos, la dirigencia local “pela el cobre” por su falta de criterio al no saber cuál es el tipo de turismo que la ciudad está en capacidad de asumir, no solo teniendo en cuenta sus valores y atributos geográficos, que son reales, sino también las limitaciones que su infraestructura vial, sanitaria y de logística expone.

De lo contrario, le habrían dicho a la señora viceministra: perdón, nosotros sí sabemos para dónde vamos, en nuestro POT está escrito, aquí promovemos un turismo de excelente calidad, poseemos una variedad de ofertas, tenemos turismo ecológico, de aventura y étnico, adicionales al de mar, sol y playa que define nuestra vocación, somos únicos en el Gran Cuenca del Caribe y nos prefieren y, adicionalmente, hemos trazado un plan maestro de turismo que nos permite proyectar la solución a las deficiencias de infraestructura en máximo dos años. Por lo tanto, no comemos de los 25 millones de botes recreacionales que existen en todo el mundo, ni de los 100 mil millones de empleos que se generan en torno al turismo náutico, ni siquiera de que somos “la bahía más linda de América”.

En síntesis, los mandatarios locales esperan a que el Gobierno Nacional dicte las políticas a su acomodo y les asigne recursos (o se los prometa), para luego agarrase de ellos y participar a cuenta gotas en su distribución, sin tener en cuenta lo que la ciudad requiere para ordenarse y desarrollarse tal y como la ciudadanía lo dispuso, supongo, cuando se le consultó sobre el futuro que quería para ella en el Plan de Desarrollo. Las políticas nacionales son como la operación de vesícula, invasivas, pero quienes omiten oponer a ellas las políticas locales lo hacen peor, dejando hacer y dejando pasar, aunque no convenga.