El pasado 22 de marzo, hace exactamente ocho días y por la celebración del Día del Agua, una reconocida emisora local entrevistó al gerente de la flamante empresa Metroagua, un señor de apellido Londoño, que es todo menos samario, quien nos informó de las últimas inversiones que harán en la ciudad.
Metroagua se define así mismo como una "Compañía en la ciudad de Santa Marta dedicada al tratamiento de agua potable y administración de sistemas de alcantarillado". Vaya ironía. La verdad es que los samarios hemos aguantado el permanente abuso de Metroagua en forma digna. No tenemos quiénes nos defiendan. Porque si es por el lado de la clase dirigente es notoria su actitud genuflexa, con esta empresa que hace rato le debe a Santa Marta un buen servicio. Y si es por el lado del Concejo ni un debate.
Servicios pésimos y caros que presta esta empresa, así como Electricaribe, son viles ejemplos de las nuevas formas de esclavitud moderna, en el que el ciudadano de a pie, sufre todas las consecuencias de un capitalismo rapante que genera desolación y a cuyos empleados les pagan sueldos miserables.
Invito al Dr. Londoño, y lo digo con todo respeto que en vez de estar en su oficina reposando al vaivén del aire acondicionado y tomando buena agua para el calor, que vaya y palpe la realidad en barrios como María Eugenia, San Pablo, Chimila, Ondas del Caribe, El Pantano, Pastrana, y muchísimos otros que no ven el agua hace meses y quienes tienen que comprarla. Que ignominia, que tristeza.