Talentos ocultos

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

e-mail: jplievano@outlook.com



En las organizaciones, y en todas las tareas humanas, el trabajo en equipo es la clave del éxito. Algunos son líderes, que ayudan a sus subalternos, o a sus mismos pares, a dar lo mejor de cada uno y a encauzar las energías de todos hacia el objetivo común. Otros, aun cuando no lideran, son piezas fundamentales de los equipos y las organizaciones, hacen su trabajo metódicamente, sea ejecutando actividades rutinarias o innovando sobre ellas. Igualmente, el talento se puede encontrar en todas partes.


Sin embargo, no falta en los equipos y en las organizaciones el celoso, el caprichoso, aquel que se opone al cambio y a las ideas novedosas, sea porque no fueron suyas o simplemente por prejuicios, ignorando el talento y no dejándolo florecer. De esta forma, tratar de minimizar o no dar crédito a las personas talentosas dentro de un equipo o una organización, por razones de raza, sexo o religión es, era y será obtuso y anacrónico y a su vez un tiro en un pie para las organizaciones y los equipos.

Estos aspectos son la base fundamental de la película “Talentos Ocultos”. Esta obra cinematográfica, basada en hechos reales, los aborda con increíble sencillez, profundidad y exactitud. En los años sesenta, el Gobierno Americano corría una carrera contra el tiempo para llegar a la luna antes que los Soviéticos. Como primera etapa necesaria para para alcanzar este objetivo, se requería poner a un hombre en la órbita terrestre. El escogido fue John Glenn. Él era la estrella, el de mostrar, el que iba a ir en la cápsula, y quien finalmente pasó a la historia como el primer americano que orbitó la tierra. También lo era el director de la NASA de entonces, Al Harrison, quien hacía el portavoz político y sobre quien recaía en últimas la responsabilidad.

No obstante, para lograr tan titánica tarea, ellos contaban con un equipo multidisciplinario de técnicos, matemáticos, físicos, ingenieros, etc., es decir, de talentos ocultos. Y dentro de estos talentos, profundamente ocultos, se encontraban tres excepcionales mujeres de raza negra. Imaginen ustedes lo que es ser mujer y negra en los años sesenta. La discriminación era rampante, grosera, injusta e inhumana. Existía segregación y el principio de separación entre blancos y negros en las universidades, los colegios, los baños, los asientos en el bus, etc., unos para los negros y otros para los blancos.

Pero la lucha de estas mujeres negras, sustentada en su fuerza de carácter y en su talento, hizo que sobresalieran y que fueran exitosas, y al final ayudaron a romper la segregación americana, como a su manera lo hicieron Rosa Parks y Martin Luther King. Dentro de las escenas de la película se destaca la de los baños, donde una de las talentosas mujeres negras debía alejarse de su puesto de trabajo para ir al baño de “mujeres negras”, a casi medio kilómetro de distancia. También la de la Corte, donde otra de las talentosas mujeres negras, solicita permiso a un Juez para estudiar en una universidad de blancos que tenía el pensum que ella requería para ser ingeniera. Finalmente, la escena entre una mujer blanca y otra de las talentosas mujeres negras, en la cual la mujer blanca se justifica y la mujer negra, de manera sutil y delicada, la pone en su sitio.

Esta película es para que la vean en familia y reflexionen. También es para que la vean las organizaciones y los equipos y reflexionen. Discriminar por razones de sexo, raza o religión, o la que sea, y oponerse de manera obtusa al cambio, priva a los equipos, las organizaciones y los países a encontrar talentos y llevar al máximo su rendimiento. No todas las personas están destinadas a liderar, a ser la estrella o a hacer los que van en la cápsula, el John Glenn. Así, sin un equipo talentoso, al que se le brinden las condiciones para que todos los integrantes brillen y den su máximo rendimiento, no habrían estrellas ni líderes.