Si se calla el cantor…

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Las artes, concretamente las “Bellas artes”, fueron clasificadas en el siglo XVIII por Charles Batteaux. Según él eran seis: arquitectura, escultura, pintura, música, poesía (literatura) y danza. Pero el desarrollo incontenible de la humanidad y la diversificación inevitable de la actividad del hombre han ampliado esa estrecha clasificación. Por ello, ante ciertas manifestaciones del quehacer intelectual que nos llevan a la duda, cabe preguntarnos: ¿es eso arte? Sea cual fuere la respuesta, no podemos negar que las artes están allí, en las obras menos imaginadas y que, con mucha frecuencia, unas se alían con otras y en ocasiones no hay manera de separarlas. En 1911 Ricciotto Canudo, teórico del cine, en su “Manifiesto de las Siete Artes” incluyó el cine, conocido desde ese momento como “el séptimo arte”.


Estas palabras preliminares nos permiten hablar de la fusión música-literatura. Y como referente inmediato se nos cruza en el camino el reciente Premio Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan, conocido únicamente por la importancia de su música. La polémica que hace solo cuatro meses generó la asignación de ese prestigioso galardón parece haber amainado un poco. Pero no sobra exponer algunas opiniones al respecto. Por ejemplo, connotados poetas son autores de obras que han merecido el acompañamiento de la música. También se da el caso contrario. ¿Quién negaría el carácter literario de composiciones de Joaquín Sabina o de Joan Manuel Serrat? Y eso para no mencionar a Pablo Neruda, con versos que son por sí mismos cantos, aunque no se los musicalice.

Para subrayar la relación, música-literatura nos acercamos a cantautores notables de nuestra América Latina. Recordar a Facundo Cabral, a Jorge Cafrune y a Víctor Jara es rendir homenaje a la música y a la literatura al mismo tiempo. Por eso hoy dedicaremos un espacio a uno de los más importantes trovadores de nuestro subcontinente: Horacio Guarany, nacido con el nombre de Eraclio Catalín Rodríguez Careijo, en Las Garzas, provincia de Santa Fe el 15 de mayo de 1925. Su padre era jornalero (hachero) en una empresa británica. Desde niño aprendió a tocar la guitarra. Llegó a Buenos Aires en 1943, donde cantó en sitios muy discretos sin alcanzar el éxito anhelado. Solo en 1957 pudo debutar en Radio Belgrano de Buenos Aires y consiguió que una de sus interpretaciones se difundiera por radio. Guarany se hizo famoso con ‘Guitarra de medianoche’, ‘Milonga para mi perro’, ‘La guerrillera’ y ‘Si se calla el cantor’. Esta última canción se ha convertido en himno de protesta de movimientos sindicales a nivel internacional. Mercedes Sosa es su más destacada intérprete.

Guarany ingresó al partido comunista después de la caída de Juan Domingo Perón en Argentina. Durante la dictadura de Jorge Videla fue prohibida su canción ‘La guerrillera’ y el cantautor se exilio en Venezuela, pasó a México y luego a España. En 1972 filmó su largometraje: ‘Si se calla el cantor’, sobre el triunfo de un cantante después de soportar malas experiencias. Algunos versos de ‘Si se calla el cantor’ dicen: “Que no calle el cantor porque el silencio / cobarde apaña la maldad que oprime, / no saben los cantores de agachadas / no callarán jamás de frente al crimen. / Que se levanten todas las banderas / cuando el cantor se plante con su grito / que mil guitarras desangren en la noche / una inmortal canción al infinito”. El 13 de enero de 2017 en la provincia de Buenos Aires falleció el cantor pero no su canto.


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