Arde el Mediterráneo y se desmoronan las satrapías democráticas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Noriega

José Noriega

Columna: Opinión

e-mail: jmartinnoriega@hotmail.com



"La democracia es la necesidad de inclinarse de cuando en cuando ante la opinión de los demás". Winston Churchill 

A lo largo de la existencia humana en el oriente medio siempre se ha desatado un sinnúmero de situaciones conflictivas que han dado al traste con la convivencia pacífica entre seres humanos que descienden de un mismo tronco y todo ello ha sido consecuencia de las absurdas posiciones políticas en que se han desenvuelto, las cuales se han recrudecido durante los últimos sesenta años por cuanto la existencia de yacimientos petrolíferos en el subsuelo del continente africano permite que se posen sus miradas sobre el mismo y sea caldo de cultivo de esos voraces gobiernos que han expoliado a esos pueblos. 

El África mediterránea y francófona ha resuelto que ya es hora de ponerle freno a tantos desafueros gubernamentales cometidos por unos sátrapas que mostrándose como demócratas han enterrado a sus pueblos en el mayor oscurantismo político, social y económico y para ello siempre han apelado a los valores religiosos y fanáticos que son los que exacerban las posiciones de los gobernantes, quienes luego empujan a sus respectivos pueblos a luchas fratricidas y suicidas, sin importarle cuántos ni quiénes mueran, habida cuenta que la inmolación hace parte de esa absurda posición religiosa que ellos practican sin contemplaciones y de manera efectiva y eficiente.

Sin embargo, esos pueblos se han pellizcado y asumido posiciones valerosas inimaginables hace unos pocos años y, tomando el toro por los cuernos, lo están enfrentando, con el exclusivo propósito de desterrar del poder a esos falaces y mentirosos mesías que han socavado su autoestima y los han tenido sumidos en la desesperanza y el hambre, a pesar de que sus suelos poseen ricos y grandiosos yacimientos y sus economías se mueven al compás de los recursos que genera la venta del oro negro, sin que esos recursos se reflejen en bienestar de los pueblos y solamente sirvan para engrosar las alforjas de esos proxenetas de la fe.

El primero en dar el paso fue el país de los faraones y las pirámides ya que todo un pueblo hastiado de tantos vejámenes sociales, políticos y económicos, decidió ponerle punto final a esa situación y se levantó contra el tirano que llevaba en el poder algo más de treinta años y dispuesto a sacarlo a sombrerazos del poder se plantó con estoicismo y fortaleza hasta cuando el sátrapa comprendió que ya no podía seguir a sus anchas y, como cualquier cucaracha, cedió el poder y salió corriendo a refugiarse en la mecánica de siempre, aludiendo que está enfermo y ad portas de la muerte, cumpliéndose el adagio de que las ratas, cuando huelen el peligro, salen corriendo en desbandada.

Yemen, Bahréin, Siria, Túnez y Libia, están corriendo la misma suerte y sus gobernantes parecen tener las horas contadas porque su caída es inminente y en cuestión de días el mapa político de la región se verá de manera diferente y, ojalá, mucho mejor: Como consecuencia de lo anterior y después de que las grandes potencias desechan a sus antiguos aliados, Las Naciones Unidas, comandadas por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, decidió que era hora de cortarle las alas al dictador Muamar Gadaffi, presidente de facto de Libia desde hace cuarenta y dos años, y ha emprendido una avanzada tecnológica armamentista con el fin de aniquilarlo y obligarlo a ceder el poder a otra persona que se encargue de promover los cambios políticos y democráticos que el mundo moderno exige, haciendo la salvedad de que en esta ocasión no habrá desembarco de tropas en territorio libio, sino que todo se hará vía aérea y marítima con el fin de evitar una masacre de soldados de esas fuerzas represoras y ese plan consiste fundamentalmente en brindar apoyo a los rebeldes que se encuentran en su fortín de Bengasi, desde donde continúan desafiando al tirano, mientras éste se niega a aceptar una realidad cruda e insiste en que cuenta con el respaldo de su pueblo y que para defenderlo llegará y hará arder el Mediterráneo, con tal de evitar su destrucción y separación del poder.

Por esta ocasión pareciera que la estrategia está funcionando y todo será cuestión de tiempo por cuando su caída es inminente e inexorable y poco a poco le apretan las tuercas para impedir que se fugue y se lleve la fortuna atesorada y la cual ha sido rapada de manera inmisericorde a su pueblo, el mismo pueblo que grita victoriosas consignas de libertad y observamos que ese contagio está traspasando las fronteras e inundando otras esferas del poder africano y ello tiene temblando a más de un reyezuelo longevo y perpetuado en el poder y que por el efecto dominó deberá reflejarse también en otras latitudes del globo terráqueo, para de ese modo desterrar de la faz de la tierra a tanto sátrapa asesino, esperando a ver quién será el siguiente en desplomarse.