¡Nos va a matar de un infarto!

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El presidente Santos no aprende de sus equivocaciones. Parece guionista de una serie de terror y nos está dando una sobredosis de emociones intensas. ¿Quiere provocarnos un infarto? ¿En qué cabeza cabe invitar al CD a participar en las negociaciones con el ELN? Ojalá Vargas le zampe un cocotazo para que se le ajuste la función lógica, total ya va de salida y no lo puede echar.


Es que invitar al CD a la mesa de negociación es como nombrar de profesor en un kínder a un pedófilo psicópata. Buenas intenciones, pero un camino inconveniente. A Santos se le va haciendo tarde para comenzar a gobernar sin complejos y sacudirse el efecto narcótico del Nobel de Paz.

La mayor lección del proceso con las Farc es que no es necesaria la aquiescencia de la oposición sino comunicarse bien y directo con los ciudadanos, y así evitar distorsiones del mensaje y uso del engaño. La segunda mayor lección es que las consultas masivas no son mecanismos idóneos para refrendar acuerdos tan complejos.

La negociación con el ELN, grupo significativamente menos numeroso que las Farc, es más difícil por ser una organización recalcitrante y fanática. Lidiar con la irracionalidad es un reto enorme. ¿Cuál sería el valor estratégico de invitar a otra parte –CD- igual o peor de radical que el ELN a la mesa? La rendición que quiere imponer el CD no tiene cabida en estas negociaciones. No sé si Santos se hizo esta pregunta antes de extender la invitación. No le veo valor estratégico a la participación del CD, a menos que se quieran mar dos pájaros de una sola pedrada. Sería bueno que Santos nos aclarara cual sería el plus de invitar al CD.

Dejar participar al CD es muy arriesgado porque de facto se le daría el poder de patear el tablero, o peor, de no comportarse a la altura, obligaría a sacarlo a empellones de la mesa de negociación, y esto radicalizaría aún más su oposición. Creo que Santos, inconscientemente, está ayudando a mantener vigente a Uribe y a su grupo, al creerlos necesarios para que sus iniciativas, sobre todo las relacionadas con la paz, tengan éxito. Con su odio, Uribe ya saldó la deuda de gratitud de Santos. ¡Deje así!

La participación del CD no es necesaria porque hay una realidad palmaria en la negociación con el ELN: antes de comenzar, ya todo está preacordado. Es decir, el país no entendería que a un grupo mucho más pequeño que las Farc se le hicieran más y mejores concesiones, y por otro lado, el ELN no va a aceptar que le den menos que a las Farc. Entiendo el proceso de negociación más como una necesidad catarquica, que como una verdadera negociación sobre temas fundamentales. Lo que queda por discutir es realmente poco y cosmético. Aunque en apariencia no se vea así, lo que va a suceder, es que se le va a platanizar el documento firmado con las Farc y se le presentará al país nuevamente. El CD se opuso al acuerdo con las Farc, ¿qué cambiaría con el ELN?

Lo más difícil de este proceso es comenzarlo; una vez empezado, debería avanzar rápidamente. No hay razones para que no sea así, incluso con la intransigencia del ELN. Debería concluirse en cuestión de meses, a menos que el ELN realmente no tenga voluntad de paz.

Si todavía puede, Santos debería cancelarle la invitación al CD porque conociéndoles los alcances, son capaces de aceptar; y ahí si nos fregamos todos. Es hora de que Santos supere el trauma y deje de tenderle tantas ramas de olivo a Uribe. Esto lo hace ver como un presidente pusilánime al que le faltan pantalones. Acéptelo Presidente, con Uribe no es posible hacer la paz. Debe aceptar que sus distancias son insalvables, y que lo de Uribe es la guerra. Y sobre todo debe aceptar y convencerse de que usted es el presidente y quien tiene la sartén por el mango. Aquí a quien tiene que convencer es al pueblo colombiano y no a Uribe. Por el bien de Colombia, ojalá esta negociación llegue también a buen puerto.