Historia de la estupidez humana

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


“En el transcurso de la historia la estupidez humana apareció siempre en dosis abundantes y mortales”: Paúl Tabori. 
Este autor nos dice con tristeza que la estupidez es el arma más destructora del hombre, su más devastadora epidemia, su lujo más costoso. La ciencia natural de la estupidez trata de la tontería, la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la estrechez de miras, la futilidad, la idiotez, la locura, el desvarío.

Estudia a los estúpidos, a los necios, los seres de inteligencia menguada, los de pocas luces, los débiles mentales, los tontos, los bobos, los superficiales; los mentecatos, los novatos y los que chochean, los simples, los desequilibrados, los irresponsables, los embrutecidos.

La historia de la estupidez presenta una serie simple, una galería de payasos, badulaque, papanatas, peleles, zotes, bodoques, pazguatos, zopencos, estólidos, majaderos y energúmenos de ayer y de hoy.

 La estupidez está relacionada con la codicia humana, el amor a los títulos y a las ceremonias, las complicaciones del burocratismo, las complicaciones no menos ridículas del aparato y la jerga jurídica, la fe humana en los mitos y la incredulidad, ante los hechos, el fanatismo religioso, sus absurdos y manías sexuales, y la tragicómica búsqueda de la eterna juventud.

Cientos de ejemplos más que nos muestran que ¡cuán estúpidos somos los mortales! Alexander Feldemann, uno de los más eminentes discípulos de Freud manifiesta que el sabio es el que conoce las causas de las cosas. El estúpido la ignora. Agrega que el estúpido es aquella persona que la naturaleza ha suministrados órganos sanos, y cuyo instrumento racionante carece de defectos, a pesar de lo cual no sabe usarlo correctamente.

El defecto reside, por lo tanto, sino en el usuario, en el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el instrumento. Oscar Wilde, considera que no hay más pecado que el de la estupidez.

Pues la estupidez es, en considerable proporción, el pecado de la omisión, la perezosa y a menudo voluntaria negativa a utilizar lo que la naturaleza nos ha dado, o la tendencia a utilizarlas como emocionalmente nos diga nuestra testaruda estupidez.

 El individuo que se abstiene de actuar esto es llamada estupidez pasiva o actúa erróneamente, estupidez activa. Por lo tanto la historia de la estupidez es esencialmente la historia del miedo dice Feldemann, es el temor a la crítica, el temor a otras personas, o al propio yo.

 Charles Ritche, un eminente psicólogo, agrega que el estúpido no es hombre que comprende algo, sino el que le comprende bastante bien y sin embargo, procede como si no entendiera. 

Sería interminable la lista de los estudiosos de la estupidez humana, culminaré con el más grande de ellos, Erasmo Róterdam, en su obra Elogio de la locura, el cual considera que es la más aguda sátira y el más profundo análisis de la tontería humana, donde nos muestra que a través del desarrollo de la historia de la estupidez en el mudo todos nosotros en algún momento hemos hecho parte activa de la misma.