La Reforma Tributaria, el declive del vacío

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Colombia es un país, que crecía a ritmos acelerados en la primera década del siglo XXI, llegando a picos del 7%, cuando el promedio de crecimiento de América Latina, no se acercaba si quiera a la mitad de este crecimiento, esto debido, entre otras cosas a la austeridad fiscal y pública que para ese momento tenía el país.

Hoy vemos otro escenario, mientras en la época ya referida el país se ahorraba el 5,37% del PIB, dada la reestructuración de 465 entidades públicas, entre el Gobierno, hospitales y empresas de servicios públicos, mientras el actual Gobierno, mantiene un aumento del gasto público por encima del crecimiento del país, lo cual causa un extenso déficit o como se conoce comúnmente un extenso hueco fiscal, que solamente con reformas, como la que hoy cursa en el Congreso de la República, puede subsanar en el corto plazo, sin embargo, el daño fiscal es grande y afecta las inversiones podría percibir el país.

Esto pongámoslo en el siguiente escenario, la actual Reforma Tributaria que cursa en el Congreso tiene un solo propósito que es bastante claro y evidente, recaudo fiscal, de tanto derroche, y es que como no se puede pensar esto, a quien se le ocurre incrementar los impuestos en un país que viene en desaceleración económica, perdieron 30 puntos en el Doing Bussiness, un aumento de déficit en cuenta corriente y sin exploración y/o extracción de minerales como el petróleo.

Ese recaudo según el Senador Iván Duque, es de aproximadamente 11,4 billones de pesos, el doble de lo que se vendió Isagén, que se suponía con ese dinero la Reforma iba a ser menos drástica. Esos 11,4 billones provienen de un aumento del 16% al 19% IVA, además del 5% de IVA a los libros y productos del diario comer de un colombiano, arroz, leche, pescado, a eso súmele 10% en computadores/tecnología.

Como diría el presidente de la ANDI, Bruce Mac Mater, esto le dará al país un somero crecimiento del 2% en la inversión, con índices macroeconómicos como el desempleo aumentando, esto lo que le da como resultado al país un estancamiento de crecimiento económico y en inversión.

Sin entrar en temas también complicados, como el tema de impuesto de renta a las personas con sueldos superiores a $3,5 millones, la contribución de las cajas de compensación, los dividendos, entre otras.

Queda por concluir un debate en el Senado, que podrá definir hasta qué punto se legitimará el abusivo aumento del gasto público que el actual Gobierno ha causado, confiar en Dios y el trabajo de nuestros representantes.