El país de la intolerancia

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


La intolerancia es definida por algunos sociólogos como la actitud de la persona que no respeta las opiniones, ideas o actitudes de los demás si no coinciden con las propias.


Este tipo de manifestación como lo es la intolerancia es el marco mental, la raíz de donde brotan actitudes sociales, políticas, xenófobas, económicas, culturales, y conductas que perjudican a un individuo o a grupos de personas, dificultando las relaciones humanas.

En el caso colombiano es preocupante las cifras entregadas por los organismos oficiales del Estado como lo es la Fiscalía General de la Nación que de acuerdo con su último reporte ha habido un total de 12 mil asesinatos en el país, y un alto porcentaje es atribuido a la intolerancia. Casos tan absurdos y aberrantes desde un simple tropezón que tenga una persona con un transeúnte, hasta el pedirle al vecino que le baje el volumen a su equipo de sonido, han llevado a que muchos hogares hayan perdido uno o varios familiares por cusa de los desadaptados sociales e intolerantes, que no reconocen la dignidad humana y el respeto que todos merecemos.

Siguiendo con las cifras nos encontramos que solo en la capital de la República el Sitp, o sea, el servicio de transporte ha sufrido 634 ataques con piedras, palos y diversas formas violentas de responder ante situación que se nos presentan en el diario vivir. El colmo de la intolerancia es el caso de un joven que fue sorprendido robando en una zona rural de Arjona Bolívar, y le fueron amputadas salvajemente sus manos, ante la mirada atónita y casi que acostumbrada de nuestra insensible sociedad. Los casos serían innumerables, desde quitarle la vida a una persona por un simple celular, hasta acabar con la existencia de su semejante solo por llevar una camiseta del equipo contrario o que considera rival, es o son situaciones que debieran ponernos a pensar que tipo de sociedad estamos teniendo y lo peor, que legado le vamos a dejar a nuestros hijos.

Estamos a tiempo para que seamos más tolerantes, dejando todo tipo de prejuicio, estereotipos o manifestaciones mentales que le hacen un profundo daño a la sociedad en general, aceptado al otro tal cual es, y reconociendo en él diversidades que debemos respetar, pues hay un principio elemental que dice que mis derechos terminan donde comienzan los de los demás y que todos a la final somos seres humanos que sentimos y pensamos, por lo cual merecemos todo el aprecio y la consideración de los demás, por muchos que difieran de nosotros.

Termino con una bella frase que dice: ¿Piensas como yo? ¿Somos amigos, no piensas como yo? Somos doblemente amigos porque juntos podremos encontrar mejor la verdad. Seamos tolerantes y tendremos una sociedad más justa e igualitaria, y el deseo de vivir en comunidad y en medio de la diversidad, nos hará mejores seres humanos, personas, pues de esta manera estaremos valorando y amando a nuestros semejantes.