Fidel Castro: un líder

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Ante la muerte de Fide Castro ocurrida el viernes 25 de noviembre, nadie ha sido indiferente. Los medios internacionales de comunicación le dedican programaciones enteras, páginas y páginas de sus medios escritos destacando su vida y sus logros para unos y sus errores para otros. Cuba está en silencio, sin algo que es parte de su alma, su música porque se vive un duelo aun por parte de quienes fueron sus opositores. El exilio cubano celebra con fiesta en las calles de Miami la muerte de Castro porque tampoco ha sido indiferente.


Independientemente de si se está o no de acuerdo con su vida de revolucionario, nadie puede negar que fue un líder generando grandes seguidores en el mundo y también grandes detractores. No pasó por esta vida sin dejar una huella que queda en la historia del mundo y en un nivel protagónico en América Latina. El destino de Cuba, en su momento en manos del dictador Batista, cambió radicalmente después de la revolución que él lideró y que de alguna manera exportó a varios países de América Latina. Colombia, para bien y para mal también estuvo en el radar de la revolución castrista. Sin embargo, hoy Cuba con Fidel vivo ayudó al logro del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Farc que hoy nos trae esperanzas.

Como afirma el expresidente de Uruguay el respetado y admirado, José Mujica, Cuba, con inmensos problemas y sacrificios de varias generaciones, es actualmente el país con el mejor sistema educativo de nuestra región y con un sistema de salud al que acuden muchos independientemente de su ideología. Claro que los costos han sido inmensos y hoy Cuba se enfrenta al reto de la globalización con serios rezagos que le frenan una inserción acelerada en mercados internacionales. Pero en momentos en que este modelo se cuestiona por generar profundas desigualdades, es difícil entender el camino a seguir para muchos países, pero particularmente para Cuba.

Lo que su muerte ha dejado en claro es que lejos de agradar, Fidel Castro se identificó claramente como uno de esos individuos, pocos en el mundo, que nunca pensó en ser popular sino en hacer realidad sus sueños y por ellos se jugó su vida. Generó por consiguiente seguidores y grandes detractores, característica propia de quienes están convencidos de que tienen una misión que cumplir en este mundo. Para algunos un héroe para otros un villano. Pero de nuevo a nadie ha dejado indiferente su desaparición.

El futuro de Cuba es incierto, afirman muchos de los críticos del régimen castrista hoy en manos de su hermano, Raúl Castro, quien ha afirmado que dejará el poder en 2018. Eso es cierto porque esta puede ser la oportunidad para una democracia real que arrancaría con muchas desventajas, pero con la virtud de unos logros sociales que otros países de América Latina, considerados modelo, no han logrado. Pero, ¿alguien, con semejantes torbellinos en lo político y en lo económico, tiene un futuro claro?