Rafael Alberti y la Generación del 36

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Cuando leí por primera vez ‘La arboleda perdida’, de Rafael Alberti’, comencé a comprender la verdadera dimensión literaria de este poeta español.
Conocía algunas de sus creaciones; en ellas se advertía la influencia de Luis de Góngora, padre del culteranismo o gongorismo en el barroco literario español. Precisamente, para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, en 1927 se congregaron grandes poetas, entre ellos Alberti; de este encuentro magno surgió el nombre de ‘Generación del 27’ de la cual hicieron parte el poeta español Vicente Aleixandre y Federico García Lorca. Debemos aclarar que a esta pléyade de intelectuales también se la llama ‘Generación del 36’, fecha más identificable porque ese año fue fusilado García Lorca en Granada, España.

Rafael Alberti nació en el puerto de Santa María, Cádiz, el 16 de diciembre de 1902. Falleció el 28 de octubre de 1999, a los 97 años. Si se hubiese dedicado a la pintura habría sobresalido en ese arte; sin embargo, prefirió el camino de las letras. Se trasladó a Madrid y en 1924 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su primer libro: ‘Marinero en tierra’, en el cual universaliza el mar. En 1926 publicó ‘La amante’, relato poético de un viaje en automóvil. En 1927 apareció ‘El alba del alhelí’. Estos tres poemas se inscriben perfectamente en el romancero español pero con clara tendencia vanguardista.

El poeta gaditano, influido por Góngora, escribió ‘Cal y canto’ y ‘Sobre los ángeles’ en 1929. Esta última composición es considerada su obra maestra. Alberti, en medio de una crisis emocional escribió ‘Sermones y moradas’ (1930) y se ubicó plenamente en el surrealismo: estaban en pleno auge André Breton, Salvador Dalí y Pablo Picasso, entre otros. Compuso la elegía ‘Con los zapatos puestos tengo que morir’ (1930). El poeta Alberti militó en el partido comunista español. Publicó una serie de libros que llamó ‘El poeta en la calle’, aparecida en 1938 y posteriormente, dentro del surrealismo, ‘El adefesio’ (1944) y ‘Noche de guerra en el Museo del Prado’ (1956). A raíz de la derrota de la República en la Guerra Civil Española el poeta se exilió en Argentina hasta 1962; vivió en Roma y solo regresó a España en 1977, después de la muerte del dictador Francisco Franco, a quien combatió con sus versos en defensa de la libertad. Como ejemplo, la siguiente estrofa del poema ‘Madrid, corazón de España’: “Madrid: que nunca se diga, / nunca se publique o piense / que en el corazón de España / la sangre se volvió nieve”.

‘La arboleda perdida’ es una obra en prosa, una reseña de su vida entre los años 1959 y 1987. En ella da a conocer cómo mantenía correspondencia con otros autores de su época, entre ellos el poeta chileno Vicente Huidobro. Una obra que marcó definitivamente a Rafael Alberti fue su poema ‘Marinero en tierra’. Se nota su nostalgia en ‘Retorno de lo vivo lejano’ (1952) y ‘Baladas y canciones del Paraná’ (1953). Esas características también están presentes en ‘Roma, peligro de caminantes’ (1968). Estrictamente políticos son ‘Coplas de Juan Panadero’ (1949) y ‘La primavera de los pueblos’ (1968). También compuso Alberti el poema erótico ‘Canciones para Altaír’ (1989). En 1981 escribió ‘Lo que canté y dije de Picasso’. Con la muerte de Rafael Alberti desapareció en cierta forma la tradición que España había impuesto con el culto al clasicismo y al barroco. Alberti recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Lenín de la Paz (1966) y el Premio Cervantes (1983).