Escrito por:
José Lafaurie Rivera
Columnista Invitado
e-mail: jflafaurie@yahoo.com
Twitter: @jflafaurie
El mejor acuerdo posible no era ni el más completo para el Gobierno, ni al que se le invirtieron mayores tiempo y esfuerzo, y menos, el que satisfacía las exigencias de las Farc bajo sus condiciones y la amenaza del retorno a la violencia.
El mejor acuerdo, aunque sea de Perogrullo, es aquel con el que una verdadera mayoría está de acuerdo. En la intimidad de cartón de nuestras urnas, esa mayoría del pueblo que siempre vota, entendió que no lo hacía por la paz o la guerra, pues no es posible que 6.431.376 colombianos sean partidarios de una patria desangrada, o engañados por caudillos con mezquinos intereses.
Esa mayoría entendió que votaba por un documento negociado entre el Gobierno y las Farc, con el cuales estaba parcial o totalmente en desacuerdo, y el peso de ese desacuerdo en un paquete amarrado, la llevó a votar por el NO; como muchos partidarios del SÍ tampoco compartían todo el documento, pero su percepción sobre los riesgos de sus propias diferencias les permitió votar por el SÍ.
Pero si de lograr un mejor acuerdo se trata, los que hoy se apropian de la paz deben asumir un tono consecuente, que no el agresivo que sentimos en los medios. Gabriel Silva, mientras expresaba sus deseos para que se acaben las rencillas, calificaba la campaña del No como “pedagogía de la mentira”, y al expresidente Uribe de vociferante, desorbitado, incoherente y pelafustán. Mientras Santos anunciaba su voluntad de encuentro y Uribe aceptaba la convocatoria, Silva inventaba que “Ya anunciaron una batalla sin fin contra los acuerdos”.
Fernando Quiroz calificó de borregos a esa mayoría que “se dejó guiar por líderes que actuaron con arrogancia, mezquindad y profundo egoísmo”; y Cristian Valencia tachó su decisión de “ignorancia”; a la campaña del No de “información basura” y a sus líderes de mentirosos, al tiempo que caía en la retórica fariana de que detrás del No están unos pocos que “son dueños de toda la tierra”. No “quedamos como un zapato” ante el mundo, como sugería Matador en su caricatura. Por el contrario, el resultado del plebiscito dignificó nuestra democracia y como tal estamos siendo respetados.
Un mejor acuerdo es posible y ya hay aportes constructivos, como los del Vicepresidente, quien manifestó que “Esa jurisdicción especial debería ser distinta, limitada en el tiempo, sin la posibilidad de sustituir totalmente a la justicia ordinaria”. Un mejor acuerdo es posible a partir de uno político en el sentido enaltecedor de la palabra, para encontrar un común denominador que no tenga en cuenta solo lo que las Farc estaban dispuestas a aceptar bajo sus condiciones, sino lo que el país soberano está dispuesto a aceptar dentro del Estado de Derecho.
Nota bene. Felicitaciones al presidente Santos por el Nobel; algo que debe comprometer a los colombianos para construir ese mejor acuerdo. @jflafaurie