A oídos del Alcalde

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Arsada

Arsada

Columna: Opinión

e-mail: armandobrugesdavila@gmail.com



Sin duda alguna, el proyecto Todos al Parque, implementado por la Alcaldía Distrital, ha sido de un éxito casi que histórico, dado el impacto que el mismo ha tenido sobre la comunidad samaria. Infortunadamente, la Administración se ha quedado a medio camino al no implementar mecanismos que permitan asegurar a futuro la conservación y desarrollo de dicho proyecto.


Y para evadir responsabilidades, algunos lambones acuden a estereotipos lingüísticos, como por ejemplo: Que nuestra comunidad no tiene la cultura suficiente para conservar y enriquecer sus parques; que la gente pobre de nuestra ciudad, samarios o no, son desagradecidos e indolentes; que los adultos en su mayoría son unos inconsecuentes y destructores de todo lo que proviene del Estado; que los ciudadanos debieran estar agradecidos porque una administración se haya preocupado por hacer obras de impacto comunitario, etc.

Seguramente tendrán algo de razón en algunos de los supuestos, aunque solo en parte: si bien es cierto, la comunidad no tiene la cultura suficiente para conservar y enriquecer los parques, la culpa en última instancia es del Estado (Administración Local) y no de la comunidad, puesto que es aquel, a quien corresponde esa obligación. No es posible seguir dando lora con el cuento que la culpa la tienen los padres de familia al no saber educar a sus hijos; no se les puede pedir peras al olmo. Los que viven en la miseria no tienen nada que agradecerle ni al Estado ni a nadie, su rabia contra la sociedad es apenas obvia, dado que el primero e igualmente la segunda, le han negado lo más elemental a lo que puede aspirar un ser humano para conformar una familia: un trabajo digno, esto es lo que los convierte en seres que recelan y odian todo aquello que tenga origen en ese Estado indolente e incapaz. Entre otras cosas, porque nadie les ha dejado bien claro que en esos parques hay dinero suyo y de todos los demás ciudadanos, razón de más para cuidarlos. Pero no, de manera soslayada se les inocula la idea que es un acto de graciosa generosidad del gobernante, cuando el agradecido debería ser este último por haber recibido del poder primario la posibilidad de administrarle sus bienes.

Pero vayamos a lo que nos interesa:

Señor Alcalde, usted cuenta con una herramienta extraordinaria para lograr que esa población aparentemente inculta, insensible, indiferente y desagradecida, se anime a defender sus propios intereses comunales: la escuela. Necesitamos una Secretaría de Educación que se empodere del proyecto Todos al Parque; un Secretario de Educación que se ponga la camiseta no solo de la paz de este país, que tanto necesitamos, sino también de la conservación y mejoramiento permanente de los parques, utilizando esa arma poderosa que se conoce como el estudiantado, la que, sin lugar a dudas, se puede catalogar como la mayor fuerza moral con que cuenta nuestra sociedad.

En los grados décimo y undécimo, nuestro plan de estudios cuenta con una asignatura o área conocida como Trabajo Social. Qué bueno sería que en las instituciones educativas, aledañas a estos parques, los jóvenes asumieran en jornada contraria el compromiso no solo de velar por el manejo adecuado y responsable de los juegos allí disponibles, por parte de los padres y familiares de los niños, obviamente previa capacitación realizada por personal especializado de la Administración Distrital, sino que además instruyeran a los usuarios en las bondades que el cuidado de los mismos implica para la comunidad e igualmente asumieran el mantenimiento de sus áreas de jardines. Contando para ello con la colaboración de la empresa privada.

A la Secretaría de Educación debería unírsele algo que se llama Red de Parques y que no pude ubicar como ente con responsabilidad ni propósito alguno, razón por la cual dudo de su eficiencia en el sentido de liderar la vinculación a este proyecto de la empresa privada, mediante la elaboración de un proyecto que le dé identidad y respaldo de la Administración al mismo.

Pero como dijo el poeta: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.

virtud de sus poderes presidenciales, pero el embargo se mantiene en vigor.