La paz como derecho social

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eliecer Avendaño Restrepo

Eliecer Avendaño Restrepo

Columna: Nueva Misión y Visión

e-mail: eliecerjoavre@hotmail.com



Es una verdad de a puño que la paz es un derecho que rebaza todos los derechos dentro del concepto de existencia plena del buen vivir y la claridad de vivencias dignificantes que generan dignidad y felicidad en toda la comunidad.


La reflexión frente a las situaciones de violencia y en particular sobre quienes apoyan la continuidad del conflicto son personas muy especiales, con intereses claro para que sus beneficios continúen engrosando sus riquezas sociales, económicas y muy especial sus ganancias políticas, sin importar las pérdidas de la sociedad y del común de la gente.

Todos los indicadores en razón de la estructura organizativa del país, nación, patria, república, Gobierno y Estado, a partir de qué se reconcilien todos los estamentos, queda claro que el próximo paso es que se desmovilicen los corruptos para que se inicien las etapas del cambio y se pueden desarrollar todos los sectores de la sociedad.

Este gobierno se la jugó por el cambio al buscar un acuerdo con todos los grupos armados, dedicando especial atención a la Farc y el ELN, logrando un acuerdo con el primer grupo a la fecha para desmovilizarse y reintegrarse a la civilidad y sean copartícipe del nuevo modelo de progreso que necesita el país donde todos participemos en la medida que los protocolos y compromisos con la paz se realicen y se llegue a un acuerdo definitivo. Colombia tiene tantas ventajas comparativas frente a recursos naturales y su industrialización debe ser un elemento a considerar y no continuar la venta de material natural, ya que el producto final elaboradotiene mayor aceptación en el mercado y crea grandes cadenas de producción y distribución disminuyendo la tasa de desempleo.

Querer a Colombia, es querer que nuestra patria esté en paz para que nuestra gente que ha estado sometida a la cultura de la violencia irracional, con propósito de producir terror, para obligarlos a decidir contra su voluntad, es un hecho aberrante y desastroso que deshumaniza al común que se forma en un ambiente de irrespeto a la vida y le aporta un carácter destructivo contra quienes son diferentes o piensan de otra manera. Lo crucial de todo es que tienen el cerebro en blanco, donde solo se escribe lo que está de acuerdo a su naturaleza y se le obnubila el cerebro y procede a seguir a quienes solo piensan que nacieron en la barbarie del terror de la guerra fratricida y su vida ha sido placentera y fructífera y debe continuar así porque ellos se llenan de contento por el color rojo de la sangre y lo cristalino de las lágrimas de las madres de los muertos en combate. Esperemos que se levante la historia y como gigante enternecido, lleno de misericordia, guarde su gran látigo con el que azota a los malos hijos de la patria y lo condene al infierno del olvido.