Guerreristas Vs Pacifistas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oliverio del Villar Sierra

Oliverio del Villar Sierra

Columna: Trinchera

e-mail: samario1525@hotmail.com



La guerra y sus 'daños colaterales', la destrucción, el sufrimiento humano, el despojo, ha sido por milenios el ‘negocio’ más rentable de los poderosos. Visto ‘en rever’ su perverso trasegar y ahora, su tráfago actual, a este ‘negocio’ lo podemos judicializar en sólo tres vocablos: “terrorismo fascista de Estado. Sus agentes determinadores siempre han sido la clase dominante, las oligarquías de todos los países y en grado superlativo, los imperios y sus necesarios cómplices: sus aparatos represivos.


Desde los tiempos del casabe, la guerra ha sido el factor predominante para, interna o externamente, someter y saquear a los pueblos por parte de los poderosos. Es que no ha habido un solo momento de PAZ -!con mayúsculas!- del que haya disfrutado “la humanidad entera que entre cadenas gime” ¡y vaya que aquí sí ‘pega’, la cita del nuñista himno nacional de Colombia! Sólo efímeros ‘interines’, transitorias ‘reculadas’ (como la del ‘ovejo’) ha tenido el mundo en su bárbara carrera belicista pero siempre se han dado estas breves ‘licencias’ sólo para tomar un mayor impulso guerrerista. Rememorar, para dar soporte y argumentos irrefragables a nuestro axiomático punto de vista, aún citando de manera sucinta la historia armígera mundial, sería cosa de nunca acabar y materia que a muchos entraría por el sobaco y les saldría por el recto ya que el fascismo ¡guerrerista mayor! es ¡hasta cierto punto! inmune, o mejor, por así decirlo, impenetrable al análisis patológico del podre cavernario de su purulenta etiología económica, política y militar. Sin embargo no sobra desenmascararlo, ponerlo en la picota pública una vez más (como lo merece), no obstante se regodee y mimetice en su inmenso poder mediático, calumniador, cínico, sofista, ahh.... y mitómano.

Sería gastar pólvora en buitres, pretender intonsos que los vendepatria fascistas que quieren asesinar (¡sic!) el proceso de la Paz de Colombia -anhelado por la inmensa mayoría patriota y pacifista de nuestro pueblo-, cesaran en su perversa y criminal obcecación por aniquilarlo, de allí que no quijotescos, mas sí lanza en ristre ¡como los lanceros del Pantano de Vargas!, debemos cargar los colombianos de bien contra esa horda de caníbales fascistas que insisten en continuar una guerra fratricida cuya barbarie ¡a diestra y siniestra! tanta sangre, dolor y desolación ha costado a nuestra amada Colombia, sólo porque su insana protervia ambiciosa y criminal (como la de Mariano, Laureano, Rojas Pinilla, Uriburu, Sánchez Cerro, Estrada Cabrera, Ubico Castañeda, Maximiliano Hernández, Carías Andino, Strossner, Pérez Jiménez, Castelo Branco, Pinochet, Videla, Pacheco Areco, Bordaberry, Rios Montt, Napoleón Duarte, Alfredo Cristiani, Rodríguez Lara, Bánzer, Diaz Ordaz, Peña Nieto, Fujimori, el inefable Álvaro Uribe Vélez y demás taifa de tiranos y genocidas del servil y proyanqui ‘gang’ de los dictadores latinoamericanos) los incita, excita y concita a entregar la patria a los amos extranjeros, a enriquecerse con el comercio de armas, con la muerte de millares de inocentes civiles, con la represión sindical y estudiantil, con la explotación y servidumbre de obreros y campesinos, con el oscurantismo cultural y político, con la desaparición y el desplazamiento forzado de millones de ciudadanos, con el saqueo de nuestros recursos naturales y la destrucción y contaminación del medio ambiente, con el despojo de los campesinos de sus tierras, cuyos minifundios, sumados, forman inmensos latifundios y que lo digan los Castaño y su pandilla, y los Arana, Pretelt, Marulanda Grillo, ‘la Gata’ y más de cinco mil parapolíticos, empresarios, industriales, ‘finqueros’ y ganaderos hoy ‘empapelados’ y algunos (¡Gloria a Dios!) ya encarcelados (‘enguandocados’, dicen los juristas) por tan abominable delito).

Hoy vislumbramos un horizonte despejado del humo polvorero de los cañonazos y los bombardeos, donde las partes en conflicto luego de más de media centuria de plomo corrido, a manteles se han sentado para compartir “dichosos el llamado a la cena de la paz”, que literalmente no es otra cosa que, “La Cena del Señor”, compartiendo fraternos con 47.632.989 pacíficos colombianos, su suculenta y eutrófica, exquisitez espiritual y material, que unos bárbaros fascistas quieren convertir en festín de antropófagos, prohijando ¡indemnes y encubiertos¡ la continuación del terrible conflicto armado colombiano desde sus mullidas y espúreas curules, desde sus latifundios mal habidos, desde sus fastuosas mansiones, desde sus elitistas clubes, desde sus mafiosas madrigueras, desde las cloacas de la campante corrupción. Pero... ¡no pasarán! Así como los guerreristas han armado todo una mefítica alharaca sofista contra los Acuerdos de La Habana apelando a las sucias armas del psicoterrorismo y el sectarismo a través de sus cómplices y desinformadores medios de comunicación, así también, para nosotros los colombianos pacifistas, patriotas y auténticamente cristianos, “es justo y necesario, es nuestro deber y salvación” blandir el inalienable derecho de defender a toda costa La Paz que por tanto tiempo hemos anhelado y que ahora tenemos al alcance de nuestras manos, para bien del futuro venturoso de nuestra patria, de la tranquilidad, seguridad y hermandad fecunda del pueblo colombiano.

A votar pues, abrumadoramente ‘plebiscitarios’ por el ¡SÍ!, que hacerlo por el satánico ‘NO’ es condenarnos eternamente al infierno de la guerra fratricida, al terror, a la destrucción moral y material de Colombia, en suma, para decirlo tenebrosamente afrancesados, a la... ¡dèbâcle de la patrie!