Discriminación

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Hace 80 años, nació Federico García Lorca, el más importante poeta y dramaturgo de la Generación del 27. Cuanto más resonancia tenía, más detestable se hacía para el brutal régimen franquista. Al granadino lo asesina el gobierno, y desaparecen sus restos mortales.
Su “grave delito” fue ser homosexual: nada más. El odio y la intolerancia fueron determinantes para los gatilleros, acusándolo de “maricón, socialista y masón”. La conmoción social en España se limitó a comentarios íntimos de las gentes: nadie enfrentaba la irracionalidad de la dictadura contra todo aquel considerado “peligroso” para la ideología imperante.

La semana pasada, una cadena egipcia de televisión suspendió a ocho presentadoras para que pierdan peso y tengan “apariencia adecuada”. Los detractores de la medida consideran que se ha violado tanto la constitución como los derechos de las mujeres, y han pedido que sea el público quien determine la continuidad de las presentadoras, exitosas según afirman. Entonces, ¿el rating televisivo lo da la belleza física o el desempeño profesional?

La primera supermodelo colombiana de tallas grandes, María Jiménez Pacífico, fue víctima de cruel matoneo durante sus épocas escolares en Plato, Magdalena: estuvo a punto del suicidio por las intensas presiones, toleradas y apoyadas por las directivas de su colegio. Por extraños avatares, llega a Islandia, un mundo opuesto al nuestro, donde nadie se espanta si eres negro, gordo, ateo o LGTBI, o todo al tiempo: allá cada quien. Viven en armonía social, aceptando y respetando todas las diferencias. Es interesante: lo que en su colegio era “ofensivo”, lo que afectó a María al punto de la bulimia y las ideas suicidas, es exactamente lo mismo que en un mundo civilizado le ha traído reconocimiento universal: sus pronunciadas curvas y su “exótica” piel morena, adornadas por un hermoso rostro. Y es que las mujeres reales no son 90-60-90 y, mucho menos, de extrema delgadez, patrones de modelaje cada vez más cuestionados. María lidera campañas contra la discriminación y el matoneo que han llegado a las pasarelas y casas de moda. Las barreras siguen incólumes: Gucci sólo contrata mujeres delgadas.

Hace un año, en Cartagena, por un choque menor, una señora “bien” insultaba a un taxista con epítetos impublicables, enfatizando en su condición de “negro”. Las entradas para los negros a ciertos lugares aun no les son permitidas, y todavía se apela al “derecho de admisión”: para ellos, todos los lugares están llenos, ninguno tiene reservas, etc.

La discriminación en Colombia ocurre todos los días y en todas partes: ni siquiera con la ley de igualdad de género del 2011 se han podido superar murallas salariales. Basta mirar la nómina estatal. El gobierno Petro promovió programas de inclusión social para la población LGTBI y otras minorías siempre excluidas; el gobierno Santos ha nombrado en altos cargos a mujeres abiertamente lesbianas, para escándalo de los camanduleros. El país aún recuerda el “baculazo” de Monseñor Darío Castrillón a la nominación de Dora Luz Campo de Botero como gobernadora del Risaralda, por el hecho de estar casada por lo civil (le hicieron renunciar al nombramiento), o el feroz ataque a Beatriz Londoño por Monseñor Pimiento, nombrada gobernadora de Caldas, por igual razón. Belisario la ratificó en su cargo. La intimidad de las personas no debe ser objeto de escrutinio público; se debe calificar es el desempeño de los funcionarios en sus respectivos cargos. Los profesores suecos Kjell A. Nordström y Jonas Ridderstråle en su libro Funky Bussines son categóricos: el trabajo en una empresa moderna depende el intelecto de sus empleados. La apariencia, el color de piel o la condición sexual no importan.

Clichés y estereotipos hacen parte del acervo sociocultural nacional, improntas que se traducen en comportamientos discriminatorios por asuntos de género, creencias, color de piel, pensamiento o billetera. Asustan personajes como Paloma Valencia y su propuesta de dividir el Cauca entre indígenas y mestizos, o los que promueven irrespeto y odios violentos contra quienes no se les parezcan. Vladdo afirma, con certeza, que Colombia es el único país del mundo que organiza marchas contra la tolerancia y campañas contra la paz.

Aceptación, respeto y tolerancia son claves para superar los demonios que corroen el alma de algunos colombianos, poderosos por cierto. La educación es la salida. La única, como en Islandia, Finlandia o Japón, sociedades verdaderamente avanzadas.