La sonrisa del promotor

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Escrito por:

José Lafaurie Rivera

José Lafaurie Rivera

Columnista Invitado

e-mail: jflafaurie@yahoo.com

Twitter: @jflafaurie



Asistí a la audiencia que dio por terminado el proceso de reorganización de Friogán S.A. y ordenó su liquidación judicial, en medio de una atmósfera dramática, pues estaban en juego el futuro de la empresa y el empleo de cerca de mil colombianos. Aquello no era precisamente un chiste. No obstante, me topé siempre con una sonrisa extraña, la sonrisa arrogante de Pablo Muñoz, promotor designado para la reorganización de Friogán.


¿De qué se reía?, ¿del fracaso de su gestión como promotor?, pues debía facilitar un acuerdo para recuperar la empresa, que nunca fue presentado porque Muñoz no lo promovió sino que, por el contrario, lo impidió, induciendo así la liquidación.

¿Se reía por su éxito como instrumento del Ministerio de Agricultura?, que también impidió el acuerdo a toda costa, incluidas dos ocasiones en que saboteó la votación de una proposición presentada por seis de nueve miembros de la Junta del Fondo Nacional del Ganado (FNG), para luego, con el concurso de Muñoz, liquidar el Fondo –accionista mayoritario de Friogán– porque su Junta estorbaba sus propósitos.

¿Se reía porque la Superintendencia desestimó su incompatibilidad como liquidador del FNG y promotor de la reorganización de Friogán? No puede ser neutral alguien obligado a promover la salvación de una empresa y, al mismo tiempo, encargado de liquidar a su principal accionista.

¿Se reía de su eficacia como liquidador del FNG?, arrasando con su verdadero patrimonio, que no aparece en los estados financieros, pues se trata de dos décadas de resultados de un grupo humano de altas calidades; reconocidos por el Ministerio, por la institucionalidad agropecuaria y la comunidad técnico-científica, aunque hoy estemos más bien escasos de respaldos públicos, no solo por la presión del presupuesto y los contratos que se dan o se quitan, sino por la campaña de desprestigio contra Fedegán desde hace cuatro años, por advertir sobre los riesgos que las negociaciones con las Farc traerán para el campo y el país.

¿Se reía de los 349 empleados del FNG que está despidiendo, de sus familias sin sustento, o de las más de mil personas que perderán su trabajo con la liquidación de Friogán? ¿Se reía porque podía evitarlo y no lo hizo?

Fedegán continuará defendiendo los derechos ganaderos, comenzando por Friogán, pues la última palabra no se ha dicho, porque la liquidación judicial permite seguir operando y también la posibilidad de un acuerdo. Quizás la empresa y sus empleados rían de últimos.

Fedegán continuará defendiendo la parafiscalidad y el derecho a la propiedad de la tierra, amenazado en el posacuerdo; rechazará impuestos confiscatorios a la tierra en un campo abandonado por el Estado; seguirá condenando la violencia y velará por la seguridad jurídica de los ganaderos frente a una jurisdicción sesgada. Fedegán vive y goza de buena salud.


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