Descontento global

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El resurgimiento de la derecha en el mundo es en parte atribuible al fracaso de la izquierda cuyo paso por el poder, en aquellos países donde lo tuvo, fue desastroso. Sin embargo, pienso que la explicación de este resurgimiento tiene raíces más profundas que la simplista explicación del fracaso de izquierdas o derechas. La causa es el descontento social generalizado porque las condiciones de vida de un número enorme de personas se han deteriorado, especialmente en el mundo desarrollado.

La convergencia de varios factores ha creado la tormenta perfecta y generado desilusión con el modelo capitalista fundamentado en la idea de la globalización. Lo que está sucediendo es equiparable al impacto social negativo que en sus inicios tuvo la Revolución Industrial en el viejo mundo. En ciertas coyunturas, la tecnología se convierte en enemigo del hombre. Ha tomado siglos tratar de corregir las falencias sociales del mercado.

En la modernidad, la tecnología y avances en otros campos han hecho posible la desintegración de la cadena productiva tanto en la economía industrial como en la de conocimiento. Hoy un carro contiene partes de muchos países, y una aplicación de software puede ser diseñada colaborativamente por ingenieros de distintas latitudes.
La tecnología ha destruido muchos empleos al automatizarlos, y se espera que muchos más sean destruidos en los próximos veinte años. Las promesas de que en un mundo globalizado iban a ser muchos más los ganadores que los perdedores, han resultado no ser tan ciertas. El número de los perdedores es tan grande, y creciente, que está teniendo consecuencias sociales y políticas.

Por ejemplo, antes un carro estadounidense se hacía totalmente en una fábrica en Detroit con acero y partes de Estados Unidos por trabajadores de los Estados Unidos. Al desintegrarse la cadena productiva en distintos países para lograr eficiencias y disminuir costos, se crean puestos de trabajo en otros países, generalmente en países en vía de desarrollo por tener mano de obra barata, pero con un gran costo en empleos para los Estados Unidos. Los carros son mucho más baratos y supuestamente más personas pueden comprarlos; el problema es que la pérdida agregada y sostenida de empleos eventualmente comienza a tener un impacto negativo poderoso en la sociedad. De poco sirve que los carros sean baratos si el número de desempleados o subempleados es tan grande que no pueden comprarlos.

Los trabajadores que pierden sus trabajos por cuenta de la globalización quedan por fuera de la economía y muchos no pueden ser reentrenados. O como sucede en Europa, para tratar de ser competitivos, países de la misma Unión Europea, por ejemplo Alemania, han recurrido al deterioro de la capacidad adquisitiva del salario. Algo así como es mejor ganar menos a no tener empleo, y poco a poco las condiciones de vida de los empleados se va deteriorando.

La preguntas es ¿Las eficiencias productivas y permanente reducción de costos hasta dónde? Considero que hay un punto de equilibrio que es deseable para el bienestar social; en otras palabras, hay un punto en el que la máxima eficiencia de procesos y de costos es indeseable. Es mejor para una sociedad pagar más por un producto que genera empleo localmente, que obtener de otro país por vía del comercio el mismo producto. La segunda opción genera muchísimos menos empleos y el efecto agregado de esto es perverso: los productos son baratos pero cada vez son menos los que pueden comprarlos.

Este descontento social de aquellos que se sienten víctimas de la globalización explica el surgimiento de candidatos que no pertenecen al establecimiento, ya que estos últimos y las políticas que implementaron, son vistos como los culpables de la desgracia de los afectados. Esto es lo que explica los Bernie Sanders y los Donald Trumps del mundo.
Estamos en la primera fase de la globalización y al igual que sucedió con la Revolución Industrial, tendrán que hacerse ajustes al modelo para que el mayor número de personas posibles puedan beneficiarse de él. De otra manera es insostenible. Las formulaciones marxistas surgieron como contrapropuestas a las falencias que en ese entonces se evidenciaron y creo que algo parecido sucederá con el descontento creciente con la globalización.